Las Guerras de los MP3    
Gonzalo Álvarez Marañon Sep. 2000 industria discográfica, tecnología

¿Acabará el formato MP3 y la distribución de música a través de Internet con la industria discográfica? Para muchos la respuesta es un contundente y rotundo SÍ. La única duda resta en saber exactamente en cuánto tiempo.

Esta industria multimillonaria se ha caracterizado por aplastar todas las tecnologías que potencialmente podían amenazar sus vastos intereses económicos. Primero destruyó el formato DAT y cuando MP3 se extendía peligrosamente, su reacción no se hizo esperar: en cuanto Diamond (www.diamond.com) lanzó al mercado su controvertido reproductor Rio, la RIAA (Asociación Americana de la Industria Discográfica), que representa a los principales sellos discográficos del mundo, llevó a la compañía a los tribunales alegando que la venta de Rio alentaría la piratería. El veredicto final, emitido en junio de 1999, declaró que Rio no violaba ninguna ley ni la AHRA (Audio Home Recording Act), en la medida en que el reproductor copia las canciones directamente de un ordenador y no desde un CD original.

Este veredicto se consideró una gran victoria de MP3 sobre la voraz industria discográfica. A continuación, RIAA se volvió contra MP3.com (www.mp3.com), el mayor sitio web de distribución de música comprimida. En enero de 2000, la asociación de discográficas demandó a MP3.com por supuesta infracción de derechos de autor de más de 45.000 CD de música, ofrecidos a través de su servicio My.MP3 en circunstancias que poco tenían que ver con las acusaciones. Por su parte, MP3.com demandó a RIAA un mes después por prácticas comerciales desleales, difamación, libelo, e interferencias con posibles ganancias económicas. Otros demandados por RIAA han sido Lycos (caso perdido también) y Napster (probablemente, perdido también). Los defensores de MP3 y la música en Internet se preguntan, ¿a cuántos más debe demandar la RIAA antes de darse cuenta de que su guerra está perdida?.

¿Qué guerra? Cuando el canal de distribución primario era el CD, las cosas estaban atadas y bien atadas. ¿Que alguien graba un CD a cinta? No supone una amenaza, al fin y al cabo, la calidad es menor. Poco después hacen su aparición los copiadores de CD-ROM. ¿Que la industria discográfica afronta pérdidas por piratería? Tampoco pasa nada, al fin y al cabo, todos están metidos en el mismo cotarro y son los que venden los aparatos, los CD vírgenes y demás: se grava a los CD vírgenes con un canon para afrontar las pérdidas y los ingresos vuelven a su cauce. ¿Que el artista sale perdiendo? Qué se le va a hacer.

Sin embargo, la distribución de música a través de Internet, que gracias al formato de compresión de MP3 permite su rápida descarga y almacenamiento en disco, hace tambalear los cimientos de este emporio. La primera solución buscada consistió en luchar contra MP3, pero no se puede escupir a las cataratas del Niágara. Al fin y al cabo, a lo mejor hasta se puede sacar tajada de Internet. Vivimos en plena fiebre de pelotazos, ¿no? "Si no puedes con ellos, únete a ellos", dice el refrán. La RIAA, con su Iniciativa para la Música Digital Segura (SDMI), está intentando poner freno a la distribución incontrolada del MP3, pero sin renunciar a sus nuevas oportunidades de negocio a través de Internet.

La SDMI, lanzada por RIAA y que reúne a más de 160 compañías y organizaciones, entre ellas sellos discográficos (como los gigantes EMI o Warner), compañías de electrónica y de TI, proveedores de servicio de Internet y compañías de tecnología de seguridad, ha estado trabajando en la creación de un estándar para la protección de música en MP3 y otros formatos. Hasta el momento, en su Fase I, la SDMI ha acordado adoptar la tecnología de Verance Corporation (www.verance.com), llamada Musicode, para la inserción de marcas de agua robustas en las obras musicales. La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) ha firmado en diciembre del año pasado un acuerdo con Verance, que licencia a la SGAE para que utilice la tecnología MusiCode de Verance para incluir marcas de agua inaudibles en las obras musicales de sus miembros y monitorizar automáticamente sus difusiones públicas por radio, TV e Internet. De esta forma, la alianza entre SGAE y Verance supone un hito en la historia de la moderna lucha contra la piratería digital.

En el futuro, los reproductores MP3, incluido Rio, que cumplan con las especificaciones de la SDMI, sólo serán capaces de reproducir la música grabada legalmente, dotando así a las compañías discográficas de mayor control sobre sus materiales protegidos. Con esta iniciativa, la RIAA pretende adoptar un marco común para que artistas y empresas de tecnología y sellos discográficos puedan utilizar Internet como nuevo canal de distribución, novedoso y potencialmente muy beneficioso. Eso sí, velando por la protección de los derechos de autor legítimos.

Queda por ver la aceptación que tendrán estas nuevas medidas entre el público y las pequeñas casas y distribuidoras y tiendas de música. ¿Se pretende salvaguardar las ventas de los grandes sellos, que ven amenazada su posición de abuso con la democratización de las tecnologías de copia y reproducción de música, o proteger los derechos de autor de los artistas? La criptografía no da respuestas a estas preguntas, ofrece herramientas para proteger la propiedad intelectual, como las marcas de agua, pero nunca infalibles. Y si no, que le pregunten a Stephen King.

Información adicional:

Marcas de agua: www.iec.csic.es/criptonomicon/articulos/expertos64.html

SDMI: www.sdmi.org
RIAA: www.riaa.com
SGAE: www.sgae.es

Gonzalo Álvarez Marañón
criptonomicon@iec.csic.es

Boletín Criptonomicón #69
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