¿Acabará el formato MP3 y la distribución
de música a través de Internet con la industria discográfica? Para
muchos la respuesta es un contundente y rotundo SÍ. La única duda
resta en saber exactamente en cuánto tiempo.
Esta industria multimillonaria se ha caracterizado
por aplastar todas las tecnologías que potencialmente podían amenazar
sus vastos intereses económicos. Primero destruyó el formato DAT
y cuando MP3 se extendía peligrosamente, su reacción no se hizo
esperar: en cuanto Diamond (www.diamond.com) lanzó al mercado su
controvertido reproductor Rio, la RIAA (Asociación Americana de
la Industria Discográfica), que representa a los principales sellos
discográficos del mundo, llevó a la compañía a los tribunales alegando
que la venta de Rio alentaría la piratería. El veredicto final,
emitido en junio de 1999, declaró que Rio no violaba ninguna ley
ni la AHRA (Audio Home Recording Act), en la medida en que el reproductor
copia las canciones directamente de un ordenador y no desde un CD
original.
Este veredicto se consideró una gran victoria
de MP3 sobre la voraz industria discográfica. A continuación, RIAA
se volvió contra MP3.com (www.mp3.com), el mayor sitio web de distribución
de música comprimida. En enero de 2000, la asociación de discográficas
demandó a MP3.com por supuesta infracción de derechos de autor de
más de 45.000 CD de música, ofrecidos a través de su servicio My.MP3
en circunstancias que poco tenían que ver con las acusaciones. Por
su parte, MP3.com demandó a RIAA un mes después por prácticas comerciales
desleales, difamación, libelo, e interferencias con posibles ganancias
económicas. Otros demandados por RIAA han sido Lycos (caso perdido
también) y Napster (probablemente, perdido también). Los defensores
de MP3 y la música en Internet se preguntan, ¿a cuántos más debe
demandar la RIAA antes de darse cuenta de que su guerra está perdida?.
¿Qué guerra? Cuando el canal de distribución
primario era el CD, las cosas estaban atadas y bien atadas. ¿Que
alguien graba un CD a cinta? No supone una amenaza, al fin y al
cabo, la calidad es menor. Poco después hacen su aparición los copiadores
de CD-ROM. ¿Que la industria discográfica afronta pérdidas por piratería?
Tampoco pasa nada, al fin y al cabo, todos están metidos en el mismo
cotarro y son los que venden los aparatos, los CD vírgenes y demás:
se grava a los CD vírgenes con un canon para afrontar las pérdidas
y los ingresos vuelven a su cauce. ¿Que el artista sale perdiendo?
Qué se le va a hacer.
Sin embargo, la distribución de música a través
de Internet, que gracias al formato de compresión de MP3 permite
su rápida descarga y almacenamiento en disco, hace tambalear los
cimientos de este emporio. La primera solución buscada consistió
en luchar contra MP3, pero no se puede escupir a las cataratas del
Niágara. Al fin y al cabo, a lo mejor hasta se puede sacar tajada
de Internet. Vivimos en plena fiebre de pelotazos, ¿no? "Si
no puedes con ellos, únete a ellos", dice el refrán. La RIAA,
con su Iniciativa para la Música Digital Segura (SDMI), está intentando
poner freno a la distribución incontrolada del MP3, pero sin renunciar
a sus nuevas oportunidades de negocio a través de Internet.
La SDMI, lanzada por RIAA y que reúne a más
de 160 compañías y organizaciones, entre ellas sellos discográficos
(como los gigantes EMI o Warner), compañías de electrónica y de
TI, proveedores de servicio de Internet y compañías de tecnología
de seguridad, ha estado trabajando en la creación de un estándar
para la protección de música en MP3 y otros formatos. Hasta el momento,
en su Fase I, la SDMI ha acordado adoptar la tecnología de Verance
Corporation (www.verance.com), llamada Musicode, para la inserción
de marcas de agua robustas en las obras musicales. La Sociedad General
de Autores y Editores (SGAE) ha firmado en diciembre del año pasado
un acuerdo con Verance, que licencia a la SGAE para que utilice
la tecnología MusiCode de Verance para incluir marcas de agua inaudibles
en las obras musicales de sus miembros y monitorizar automáticamente
sus difusiones públicas por radio, TV e Internet. De esta forma,
la alianza entre SGAE y Verance supone un hito en la historia de
la moderna lucha contra la piratería digital.
En el futuro, los reproductores MP3, incluido
Rio, que cumplan con las especificaciones de la SDMI, sólo serán
capaces de reproducir la música grabada legalmente, dotando así
a las compañías discográficas de mayor control sobre sus materiales
protegidos. Con esta iniciativa, la RIAA pretende adoptar un marco
común para que artistas y empresas de tecnología y sellos discográficos
puedan utilizar Internet como nuevo canal de distribución, novedoso
y potencialmente muy beneficioso. Eso sí, velando por la protección
de los derechos de autor legítimos.
Queda por ver la aceptación que tendrán estas
nuevas medidas entre el público y las pequeñas casas y distribuidoras
y tiendas de música. ¿Se pretende salvaguardar las ventas de los
grandes sellos, que ven amenazada su posición de abuso con la democratización
de las tecnologías de copia y reproducción de música, o proteger
los derechos de autor de los artistas? La criptografía no da respuestas
a estas preguntas, ofrece herramientas para proteger la propiedad
intelectual, como las marcas de agua, pero nunca infalibles. Y si
no, que le pregunten a Stephen King.
Información adicional:
Marcas de agua: www.iec.csic.es/criptonomicon/articulos/expertos64.html
SDMI: www.sdmi.org
RIAA: www.riaa.com
SGAE: www.sgae.es
Gonzalo Álvarez Marañón
criptonomicon@iec.csic.es
Boletín Criptonomicón #69
www.iec.csic.es/criptonomicon
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