Presentando la colección
noviembre 12, 2017 on 8:02 pm | In colección, hist. fotografía, radio, tv y vídeo, hist. informática, hist. sonido y música electrónica, hist. telecomunicaciones | No CommentsAdolfo García Yagüe | Nunca veo el momento de empezar a contar esta historia: la historia de la colección de ordenadores y diverso material electrónico que amontono desde hace años. Llevo casi media vida buscando, adquiriendo y clasificando piezas con el ilusorio objetivo de montar un museo. Mientras llega ese día (si es que llega), ya es hora de pasar a la acción y compartir este pequeño tesoro, aunque sea virtualmente.
En esta recopilación de piezas he intentado alejarme de la acumulación de material -a veces irracional- en la solemos caer los frikis de la subespecie geek. En esa búsqueda y selección de material me he autoimpuesto un guion a través del cual sea más fácil contar historias, enlazando objetos y, sobre todo, explicando el impacto de cada uno de ellos.
El guión comienza en 1890. De aquel año es uno de los objetos más antiguos de la colección. No se trata de una máquina, es una revista. Es un ejemplar de Scientific American en cuya portada se presenta al mundo la máquina que permitirá automatizar el undécimo censo de Estados Unidos. Aquella máquina, inventada por Herman Hollerith, sería el remoto antecesor de lo que hoy denominamos Big Data. Además, está máquina, a la que llamaremos tabuladora, sería el embrión de una gran compañía: IBM (International Business Machines).
Contemporáneas a aquellas primeras tabuladoras de principios del Siglo XX, poseo alguna calculadora mecánica. Como su nombre indica son máquinas para realizar cálculos básicos (suma y resta) y, en su momento, junto con los vehículos, representaban la cúspide la modernidad.
El anterior capítulo mecanicista da paso a publicaciones de principios de los años cuarenta que hablan de increíbles máquinas electrónicas capaces de emular un cerebro. Es en estos años donde se situarían los antecedentes de lo que vendría después: tubos de vacío, lenguajes de programación, transistores, sistemas operativos, memorias de ferrita, circuitos integrados, microprocesadores y, lo más importante, el nacimiento de una industria capaz de impulsar semejante innovación. Mi guion este periodo culmina hacia finales de los sesenta y principios de los ’70, cuando a toda esta tecnología acceden jóvenes idealistas decididos a cambiar el mundo con ella…
… Y vaya si cambiaron el mundo. Aquellos jóvenes idealistas apasionados por la tecnología hicieron posible que hoy tengamos un ordenador en casa, que exista Internet y que aún tengan sentido conceptos como libertad, código abierto, curiosidad técnica y comunidad. De esta época atesoro alguna de las piezas que más valoro, como un Altair 8800 o los cuadernos originales que publicó Bell Labs con el código fuente de la versión 6 de UNIX, elaborados John Lions, profesor australiano de la University of New South Wales, para que sus alumnos comprendieran el funcionamiento de un sistema operativo. Este periodo fue corto pero muy intenso y con un impacto que aún resuena en nuestros días.
La espontaneidad y pasión del periodo anterior desembocaría en dos formas de entender y emplear la informática. Por un lado, en la segunda mitad los ’70, negocios y profesionales empiezan a usar ordenadores como una poderosa herramienta que ayuda a incrementar su productividad. Por otra parte, en el comienzo de la nueva década, el ordenador llamará a la puerta de los hogares para ocupar un sitio destacado en la familia. A diferencia de hoy en día, en aquella época las máquinas de ambos mundos eran completamente diferentes. El Home Computer u ordenador doméstico solía ser una máquina humilde, de prestaciones limitadas pero tremendamente versátiles. En aquellas máquinas jugábamos y muchos de nosotros aprendimos a programar y allí se configuró nuestro futuro profesional. En cambio, los equipos profesionales o Personal Computer eran máquinas infinitamente más caras. Solo accesibles para profesionales acomodados y empresas deseosas de modernizarse.
Con el tiempo el mercado se fue homogenizando. El constante avance de la tecnología y su abaratamiento provocó que, a partir de la segunda mitad de los años ochenta, las fronteras entre ordenador doméstico y profesional fueran cada vez más difusas. El resultado es que a finales de los ’80 el mercado estaba unificado y no tenía sentido hablar de Home o Personal Computer.
El último capítulo de mi colección se lo he querido dedicar a las comunicaciones entre ordenadores. A mi entender, este salto evolutivo -conectar dos o más ordenadores entre si-, supuso algo parecido al instante que el ser humano empezó a hablar con sus semejantes. Hasta el momento estábamos solos, con nuestros pensamientos/ordenador. La llegada de las comunicaciones nos ha permitido llegar a otros rincones del planeta, acceder a todo tipo de información y, en definitiva, no sentirnos tan solos. De este momento me interesa el acceso remoto a sistemas a través de líneas telefónicas, las BBS, el nacimiento de las redes locales y la interconexión de estas para construir lo que hoy llamamos Internet.
Como dije al comienzo, mi intención es dar forma a una pequeña exposición virtual. Para ello, además de textos, me apoyaré en fotos de las piezas de la colección. Estás las iré subiendo a una galería en Ccäpitalia.
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