CP/M de Digital Research y el software

junio 24, 2018 on 4:33 pm | In colección, hist. informática | 3 Comments

Adolfo García Yagüe | En muchos sentidos, cuando compras un ordenador, estás adquiriendo un montón de circuitos sin apenas utilidad. Es el software -los programas que instalas- los que te aportan una aplicación. Esto es algo que se conocía desde las primeras generaciones por eso, en aquel tiempo, el uso de ordenadores estaba restringido a gente con conocimientos sobre su funcionamiento interno. Fueron los lenguajes de alto nivel, en particular FORTRAN y COBOL, los que acercaron la informática a otras profesiones. Para el programador estos lenguajes intentan ser de fácil comprensión y memorización, en cambio, al nivel del hardware de la máquina, es necesario traducir aquel idioma de alto nivel en código muy básico que pueda ser interpretado por el microprocesador. A esa traducción la llamamos compilación y este -el compilador- es el programa que se encarga de generar código máquina a partir del que nosotros hemos escrito en, por ejemplo, PL/1, FORTRAN o C. Este proceso de compilación nos permite distribuir entre otros usuarios un programa en el que no se desvela como está escrito, y hace de él un producto más rápido y compacto. Obviamente, un programa compilado en un ordenador no funcionará en otra arquitectura. Es decir, tras la compilación, el código es específico para un determinado hardware. Otra técnica habitual es recurrir al intérprete. En este caso, un programa escrito en alto nivel es interpretado a código máquina instrucción por instrucción pero manteniendo el original. Eso significa que si un amigo nos pasa un programa escrito en, por ejemplo, Python, a través del software intérprete específico, puede correr en nuestra máquina. Esta aproximación fue ampliamente utilizada con el BASIC en Ordenadores Personales y Domésticos. Aquellos equipos incluían un intérprete de este lenguaje en su memoria ROM (Read Only Memory) y nos permitía, al encender el equipo, escribir un programa.

Microsoft, que en los primeros años se escribía Micro-Soft, inició sus actividades en 1975 comercializando un intérprete de BASIC para el Altair 8800 de MITS. Aquel software evolucionó y, como hemos comentado, llegó hasta la ROM de muchas maquinas. También desarrolló a una versión de su BASIC para el popular sistema operativo CP/M de Digital Research. En 1973 un ingeniero de Intel llamado Gary Kildall (1942-1994) estaba construyendo un microordenador a partir de componentes dispersos. El microprocesador y la memoria de Intel, una unidad de discos Shugart de 8” y la consola de teletipo de su oficina eran algunos de los componentes a su disposición. El objetivo de Kildall era programar algo que permitiese dar coherencia a todos aquellos elementos. Kildall además tenía claro que la arquitectura de ese software tendría que ser modular y permitir -en cualquier momento- adaptarse a un nuevo hardware sin afectar al interfaz de usuario y, por su puesto, a las aplicaciones ya programadas. Gary, con la ayuda de John Torode y de un grupo de alumnos de la escuela de la armada donde impartía clases, desarrolló el sistema operativo CP/M (Control Program/Monitor). Las primeras versiones de CP/M fueron presentadas en Intel donde apenas vieron utilidad. Tras este “éxito” abandonó su relación con Intel y junto a Torode se estableció como consultor bajo el nombre de Intergalactic Digital Research.

En 1976, entre MITS e IMSAI, existía una dura rivalidad comercial. Ambos fabricantes anunciaron la inminente disponibilidad de unidades de disco de 8 pulgadas para permitir, de forma sencilla y rápida, la carga de programas. La apuesta MITS consistía en una nueva versión del anteriormente mencionado intérprete de BASIC de Microsoft que funcionaría con unidades de disco. Por parte de IMSAI se llegó a un acuerdo con Kildall para licenciar su CP/M. Tras el encargo de IMSAI y posteriores pedidos de otras compañías, Gary decidió reescribir completamente el CP/M y dotarle de modularidad para permitir adaptar su sistema operativo al hardware de cualquier microordenador. Fue en ese momento cuando, junto a su esposa Dorothy McEwen (1943-2005), iniciaron las actividades de Digital Research, Inc. El primer producto comercial fue la versión 1.3 del CP/M-80 para microprocesadores 8080 y Z80. En la anatomía de aquella primera versión se aprecian con claridad sus tres elementos funcionales: BIOS (Basic Input Output System), BDOS (Basic Disk Operating System) y CCP (Console Command Processor). El módulo BIOS se encargaría de tener el contacto directo con el hardware, ofreciendo un plano común a los niveles superiores del propio CP/M (BDOS y CCP). La idea de Kildall era que cada fabricante desarrollase su propio módulo BIOS. A continuación, BDOS controlaba todas las operaciones relacionadas con el sistema de almacenamiento: creación y borrado de archivos, mantenimiento de directorios, etc. Por último, CCP era el responsable de interactuar con el usuario a través de la línea de comandos. Además se ofrecían otras utilidades complementarías como un editor de texto (TEX, Tex Formatter), un programa en ensamblador (MAC, Macro Assembler) y un debugger (SID, Symbolic Instruction Debugger).

En 1978 aparecería la hoja de cálculo VisiCalc. Este programa es la primera aplicación que aceleró la adopción de la microinformática. Su invención revolucionó por completo el mercado de los microordenadores haciendo que estos fueran realmente útiles para cualquier profesional. VisiCalc fue programada en BASIC por Daniel Bricklin (1951) y Bob Frankston (1949) sobre un Apple II. Numerosas notas de prensa y artículos alababan las capacidades de VisiCalc que empezó a comercializarse a través de la firma Personal Software. Toda una leyenda si recordamos que Dan y Bob no patentaron su idea provocando, sin querer, la aparición de competidores que les copiaron, entre ellos Lotus 1-2-3 y Multiplan de Microsoft.

Por otro lado, tras abandonar su cargo como director de marketing de IMSAI, Seymour Rubinstein (1934) se embarcó en el mundo de los procesadores de texto. No tardó en darse cuenta de que las aplicaciones para el tratamiento de texto estaban restringidas a entornos y máquinas muy concretas. A continuación concibió la idea de crear una empresa bajo el nombre de MicroPro con el objetivo de desarrollar un procesador de texto para CP/M. Para llevar a cabo su proyecto consiguió persuadir a John Robbins Barbaby (1934) que era programador de IMSAI. Ambos se pusieron manos a la obra logrando poner en marcha dos aplicaciones muy básicas, sin capacidades de impresión ni formato, para la edición de textos: WordMaster (1976) y SuperSort (1977). Siguieron trabajando hasta que en septiembre de 1978 concluyeron la versión 1.0 de WordStar para CP/M.

Vulcan, es otra de las aplicaciones que merece ser recordada por la trascendencia que tuvo. Era una base de datos para CP/M que programaron en sus ratos libres Wayne Ratliff (1946) y Jeb Long, en 1978. La utilidad para la que desarrollaron Vulcan era llevar el control de sus apuestas de fútbol. Posteriormente, tras emplearla para la gestión de sus impuestos, se dieron cuenta del potencial comercial que podía tener. En 1979 Vulcan apareció anunciada en la revista BYTE a un precio de 50 dólares. La lluvia de pedidos desbordó la capacidad de Wayne y Long por lo que decidieron parar la actividad de marketing y dedicarse únicamente a dar soporte del producto. En ese momento apareció George Tate quien negoció con Wayne los derechos de marketing y distribución de Vulcan que pasó a llamarse dBASE II.

Colección | El Ordenador Personal

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  1. […] siguiente elección es el sistema operativo que, en aquel momento, parecía clara: el CP/M, de Digital Research, y su nueva e inminente versión para 16 bits. El diseño modular del CP/M le permitía abstraerse […]

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  2. […] Lo anterior nos lleva a preguntarnos ¿Qué es lo que hizo famoso a ambos ordenadores? Es cierto que son contemporáneos de un momento, de un espíritu que reinaba en una época, y que son obra de una joven y soñadora generación. De alguna forma, aquella nueva generación, tomó el testigo de las grandes compañías y lo acercó a los hogares. Si queremos ser más poéticos podemos decir que ellos fueron los que robaron el fuego a los dioses y se (nos) lo dieron al resto de mortales… Como vemos en las imágenes de la exposición, las bases tecnológicas ya estaban sobre la mesa y era posible la construcción “fácil” de un ordenador. Entrecomillo fácil porque ni mucho menos se pensaba en el usuario medio. En el arranque, allá por el año 1974, se tenía en mente al aficionado a la electrónica dispuesto a coger el soldador y montarse un cacharro con lucecitas. Buena prueba de ello es que en las revistas orientadas al mundo de los radioaficionados y la electrónica es donde se empiezan a publicar artículos sobre estos temas. Es cierto que aquellos pioneros no tardaron en iniciar una nueva industria cuyo objetivo era fabricar ordenadores y software para todos. […]

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  3. […] cargados de ideas frescas. Fue aquella gente la que empezó a redefinir el hardware del equipo, el software, el almacenamiento o los módems. Atrás quedaban las grandes compañías que habían marcado, […]

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