Grabación magnética de vídeo
junio 20, 2021 on 5:19 pm | In colección, hist. fotografía, radio, tv y vídeo | No CommentsAdolfo García Yagüe | Para conocer los orígenes de la tecnología para la grabación magnética de imágenes hay que remontarse a la época dorada de la televisión, allá por los años 50 del siglo pasado. Tras sus primeros pasos y, en especial, en países con varias franjas horarias como EE.UU., se hizo evidente que el dinamismo de este medio en su forma de presentar las noticias, la emisión en diferido, la publicidad y, en definitiva, asegurar la continuidad entre espacios, no estaba acompasado con la filmación en Kinescopio y su logística.
Fue en aquellos años cuando los ingenieros pensaron en adaptar los conceptos de la grabación magnética del audio al mundo de la imagen, a pesar de la disparidad entre ambos medios. Esta diferencia tiene que ver con el ancho de banda de cada señal o la anchura espectral entre la frecuencia más baja y la más alta que, el caso del audio es de 20KHz frente a los 4MHz del vídeo. Una señal con semejante ancho de banda presenta grandes dificultades cuando se intenta registrar en un medio magnético por la propia naturaleza ferromagnética, el tamaño del entrehierro del cabezal de grabación y la velocidad a la que este se tiene que desplazar sobre la cinta.
Algunas empresas como Bing Crosby Enterprises y RCA (Radio Corporation of America) presentaron soluciones que intentaban sortear los citados retos aumentando la velocidad a la circulaba la cinta a su paso por el cabezal que, en el caso de RCA, alcanzaba las 300 pulgadas por segundo (7,62m/s). Evidentemente, tal velocidad obligaba a trabajar con aparatosas bobinas de cinta magnética de un diámetro cercano a los 50cm y con apenas capacidad para registrar 15 minutos de imágenes. Aquellos equipos, al trabajar a muy alta velocidad y disponer de delicados cabezales tendían a fallar mecánicamente, eran costosos de mantener y no se alcanzaba la calidad deseada. Mientras que las citadas empresas se esforzaban en hacer demostraciones públicas de sus avances, Ampex trabajaba en secreto en un grabador de vídeo en donde optaron por no partir de la base de lo ya conocido en audio y así esquivar estas dificultades. Empezaron tomando la señal de vídeo y con ella modularon en FM una portadora cuyos extremos se situaban entre 4,5MHz y 6MHz, reduciendo así el ancho de banda a 1,5MHz. A continuación, esta señal era entregada síncronamente a cuatro cabezales ubicadas en un tambor que rotaba transversalmente a 240rps sobre una cinta magnética de 2” de ancho y que avanzaba a una velocidad de tan solo 15 pulgadas por segundo. El éxito fue rotundo y en 1956, tras una efectista demostración ante ejecutivos de la CBS, sus máquinas VR-1000 y las cintas magnéticas Quadruplex de 90 minutos de duración se convertirán en un estándar para la industria de la televisión.
Grabación helicoidal
Durante los ’60 Ampex estuvo presente en todos los sectores donde la grabación magnética de voz, vídeo y datos fuese esencial. Esta diversificación los llevó en 1964 a desarrollar propuestas tan avanzadas como Videofile, que era un sistema de gestión documental basado en imágenes de vídeo y empleado, por ejemplo, en Scotland Yard para el archivo de huellas dactilares. También, siguiendo la evolución de la tecnología electrónica, empezaron a reducir el tamaño de sus equipos para ir abriéndose a otra áreas y sectores más allá del estudio de producción de televisión. Así, en 1965, cuando lazaron el equipo VR-7000 se aproximaron al mundo de la seguridad electrónica y el CCTV. Aquella disminución de tamaño repercutía en el precio y, aunque aún no era razonable para una familia, se empezaba a pensar en el Home Video. Quien sí se benefició claramente de esta disminución de tamaño fue, una vez más, el sector de periodístico y la TV. Equipos como el VR-3000, junto a la videocámara Ampex BC-100, empezaron a ser usados en la retrasmisión de eventos como los Juegos Olímpicos de México de 1968.
El denominador común de los equipos lanzados durante estos años fue la técnica de grabación helicoidal que dejó obsoleta a la transversal. En esta nueva técnica el tambor también rotaba, pero esta vez era rodeado oblicuamente por la cinta magnética. Es decir, el video quedaba registrado en la cinta como una sucesión de segmentos dispuestos diagonalmente. Esta técnica permitía hacer pausas de un fotograma y, sobre todo, economizaba la cinta magnética al reducir su anchura de 2” hasta 1” e, incluso, ½ pulgada. Aunque desde el inicio de los años 50 Ampex y RCA hicieron aproximaciones teóricas al sistema helicoidal, fue el equipo dirigido por Norikazu Sawazaki de Toshiba quien presentó en 1959 el primer prototipo de un videograbador con este nuevo sistema.
El primer equipo comercial basado en la técnica helicoidal fue el fugaz VR-8000 de Ampex, en 1961. De esta máquina solo se fabricaron cuatro unidades y fue seguido por el VR-1100, ambos con cinta magnética de 2” de anchura. En 1964 Philips presentó el EL-3400 que empleaba cintas de 1” y, al año siguiente, Sony lanzo el mítico CV-2000 cuyo precio se situaba entre los 1000 y 1500 dólares. El CV-2000, además de reducir la achura de la cinta a solo ½”, fue una revolución que puso a Sony en el mapa de la grabación de vídeo acercando ésta al ámbito doméstico (CV, Consumer Video). Esta accesibilidad hizo posible que, por ejemplo, algunos grupos activistas dieran sus primeros pasos en el llamado periodismo de guerrilla y, en la búsqueda de nuevas formas de expresión a través de la tecnología, con esta serie de equipos de Sony dio comienzo el videoarte de la mano de artistas como Nam June Paik (1932-2006).
Si aplicamos los estándares de hoy diríamos que el Sony CV-2000 era un equipo de modestas prestaciones que grababa en blanco y negro con tan solo 200 líneas horizontales por campo. Recordemos que en una señal de televisión clásica un fotograma es llamado cuadro y este se forma en el tubo de imagen por la representación consecutiva de dos campos: uno con las líneas impares y en el otro las pares. Por eso decimos que la señal de televisión NTSC es de 525 líneas por cuadro y la PAL de 625. Aclarado este concepto volvemos al CV-2000 comentado que con este equipo se presentaron algunos problemas en el intercambio y reproducción de cintas grabadas en sistemas del mismo modelo y, aunque a veces se menciona como un equipo portátil, no estaba alimentado por baterías y pesaba 20Kg -cámara aparte- por lo que es más correcto referirse a él como un equipo transportable. Tras la serie CV se sucedieron otras más elaboradas y ligeras como la AV donde ya se puede hablar de equipo portátil, baterías y cuyos últimos modelos grababan en color. Mientras esto sucedía, Sony acumulaba conocimiento en el diseño de videocámaras y magnetoscopios e impulsaba, junto a otros fabricantes, un estándar en la técnica de grabación para facilitar la interoperabilidad entre ellos. Aquel empeño desembocó en un sistema que, en lugar de estar basado en bobinas abiertas, utilizaba cassettes en cuyo interior había unos carretes de una cinta de ¾ de pulgada dando a la grabación de vídeo un cariz más automático y robusto. Este fue el origen de U-Matic (U por como la cinta magnética rodea al tambor y Matic de automatic). En 1971 Sony sería el primer fabricante que presentó un producto: el VO-1600, un equipo con el que se podía grabar y reproducir vídeo y el VP-1000, que solo reproducía. Las elevadas prestaciones y el coste de aquellos equipos los dejaban fuera de una economía doméstica pero los acercaba a todos aquellos sectores profesionales donde era útil la grabación de imágenes como la industria, educación y, por supuesto, el periodismo donde Sony empezó a ser tenido en cuenta y, con los años, desplazó a Ampex e impuso un nuevo estándar.
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