Si
has llegado hasta aquí es porque te apetece conocer algo más
sobre nosotros. Te agradecemos tu interés e intentaremos, en las
siguientes líneas, resumirte cuáles son nuestras inquietudes,
objetivos y qué nos ha impulsado a iniciar este proyecto.
Objetivos
Podríamos decir que CRC se inicia de manera casi
espontánea. Esta Asociación Cultural sin ánimo de
lucro nace con el objetivo de fomentar la música electrónica
en sus aproximaciones más innovadoras. Nuestras actividades comienzan
con el proyecto en Internet “The Infinity Process” para, a
continuación, hacer la presentación oficial de la Asociación
dentro del encuentro “Tendencias Post-Digitales” en Octubre
del 2002, en el Colegio Mayor San Juan Evangelista (Madrid).
Tras esa inauguración de actividades que supuso
“Tendencias Post-Digitales”, se han ido desarrollando otros
encuentros donde siempre se ha buscado aportar algo al deficitario panorama
musical –alternativo de verdad– de Madrid. Con este pretexto
en mente hemos tenido el placer de disfrutar de artistas de reconocido
prestigio internacional entre los que se encuentran Kim Cascone, Mitchell
Akiyama, Sogar, Taylor Deupree, Hazard, Richard Chartier y Modul. Alguno
de ellos nunca había pisado Madrid e incluso dudaban de la actividad
electrónica de nuestro país. Aparte de conseguir traer a
artistas consagrados, en CRC siempre deseamos que creadores poco o nada
conocidos tengan oportunidad de compartir su obra con otras personas.
Por esta razón siempre estamos encantados de colaborar con nuevos
valores y ofrecerles un hueco destacado dentro de nuestras actividades.
Después de la consolidación de los conciertos,
el siguiente objetivo que acariciábamos en CRC era la edición
de obras. A pesar de parecer una temeridad, a la vista de la situación
que está atravesando la industria discográfica, creemos
que al CD aún le queda vigencia como vehículo para la difusión
de la obra del artista. Fruto de este empeño, en Marzo del 2004,
hemos logrado sacar nuestra primera referencia “Gravity Handler”,
del artista estadounidense Kim Cascone. En mente tenemos más proyectos
que esperamos poder dar forma en CD poco a poco.
Volviendo sobre CRC, en la actualidad como núcleo
estable de la Asociación se encuentran Juan Carlos Blancas (Coeval),
Adolfo García (Ccäpitalia), Jesús Sevillano –Sevi–
(Bar Radar), Javier Molina (Bar Gris) y Alberto Gutiérrez (Ccäpitalia).
Por otra parte, desde sus comienzos, CRC ha contado con el apoyo y consejo
desinteresado de muchas personas entre las que nos gustaría destacar
a Andrés Noarbe (Rotor). Dentro de las relaciones de la Asociación,
es imprescindible mencionar la que mantiene desde el verano del 2003 con
Alfonso Pomeda aka F_ON. Fruto de este encuentro de intereses son los
Klangmaschine.
En líneas generales hasta el momento te hemos contado
cuáles son nuestros objetivos. A continuación, en los siguientes
párrafos, te desvelaremos cuál es nuestro ideario y qué
forma tiene la energía que alimenta nuestras inquietudes...
Filosofía
En sus orígenes y primeros años de desarrollo,
los pioneros de la música electrónica buscaban nuevos sonidos
y estructuras para organizar éstos, a través de las capacidades
y posibilidades que ofrecía la emergente tecnología electrónica.
Otros soñaban con la democratización de este arte, sólo
posible gracias a la popularización y accesibilidad de unos nuevos
instrumentos que podían ser fabricados en serie. Con aquellos pioneros
se produce un fenómeno singular, en el que se aprecia el interés
incipiente del músico hacia temas de corte técnico y por
otra parte, vemos cómo el técnico en sus investigaciones
profesionales se topa con las posibilidades musicales de sus invenciones.
Este creador simbiótico, en el que se combinan arte y técnica,
es el antecedente más claro del artista electrónico.
Ya ha pasado más de medio siglo desde entonces.
Las previsiones más optimistas e imaginativas lanzadas a lo largo
de estos cincuenta años por un nutrido número de apóstoles
electrónicos se han cumplido, quizás rebasando sus expectativas.
Incluso aquellas reticencias más viscerales que cuestionaban la
capacidad del instrumento electrónico como transmisor de sentimientos
y emociones, han sido superadas.
Hoy somos testigos del auge de artistas, festivales, patrocinios,
mercadería, clubs y otras “movidas” que han hecho suya
la etiqueta de música electrónica. Pero que nadie se engañe,
hoy asistimos a un falso auge, más parecido a la decadencia romana
que a un momento de auténtico esplendor.
Desde nuestra humilde perspectiva, el momento actual se
caracteriza por un agotamiento intelectual prácticamente generalizado,
donde la fatiga que manifiestan ciertas propuestas es evidente, a la vez
que otras de gran valor permanecen sumergidas en un injusto anonimato.
El espíritu del artista electrónico se disuelve poco a poco
en festivales y sellos discográficos que han implementado un modelo
de negocio donde priman las aproximaciones más masivas.
Desde CRC, a través de la difusión y búsqueda
de nuevas claves en el ámbito de la música electrónica,
nos sentimos orgullosos de aportar nuestro granito de arena y así
contribuir al enriquecimiento del espíritu del arte electrónico.
No pretendemos una ruptura con el pasado, todo lo contrario, pues ese
pasado compone nuestra memoria en el presente.
Claves
Laptop Music. En un primer
análisis, lo que hoy llamamos “Laptop Music” puede
ser entendido como la evolución natural en la utilización
de tecnología para hacer música. Era de esperar que en algún
momento la potencia de los ordenadores unido a la capacidad del software
permitieran al artista electrónico prescindir de sintetizadores
y demás dispositivos electrónicos.
Laptop Music además encierra otro significado que
va más allá de la simple utilización de un ordenador
doméstico para hacer música. La tradición pop y las
reglas de mercado han establecido una relación indisociable entre
“actuación en vivo” y “espectáculo”.
Recordemos que la cadena de valor del mundo discográfico ni empieza
ni acaba con la venta de un CD. Es preciso mantener una aureola de divinidad
en torno al artista, calculando al máximo su puesta en escena.
Es necesario fabricar artistas con impacto mediático para fidelizar
a sus fans. En resumen, para sostener el negocio es necesario hacer que
la audiencia se sienta inferior. En los conciertos no importa que todo
esté pregrabado y secuenciado al milímetro. Lo que cuenta
es el espectáculo.
Por el contrario, el artista electrónico contemporáneo,
solo en el escenario, con la única compañía de su
ordenador portátil e interactuando únicamente con su ratón
representa un cambio de paradigma. El carisma del artista y su imagen
se diluyen tras la pantalla del ordenador. Resulta paradójico que
la aparente “frialdad” y “artificialidad” de una
actuación Laptop facilite al artista, a través de su obra,
establecer vínculos más reales y terrenales con el público.
Ya no hay distracciones escénicas que adulteren la comunicación
artista-espectador.
Código Abierto. En estos momentos
no podemos llegar a imaginar las implicaciones y trascendencia que tendrá
en el mundo de la creación artística el fenómeno
del software de código abierto. Históricamente el artista
ha tenido a su alcance un buen número de programas para editar
y manipular sonido y vídeo. Sin duda, la mayor parte de estas herramientas
han ofrecido y ofrecen al artista un elevado grado de libertad, y un importante
margen para desarrollar su creatividad, ahora bien, siempre nos hemos
movido dentro del coto impuesto por el fabricante, programador y número
de versión.
Ahora, las posibilidades y potencial que ofrece el código
abierto en la creación artística son infinitas. No existen
límites, no hay versiones que te impidan llegar más lejos.
El código está ahí, a tu alcance, para ser modificado
y mejorado, para ser compartido, para ser difundido en una espiral infinita.
Llegados a este punto en CRC nos hicimos la siguiente pregunta: ¿Cuál
sería el resultado al aplicar el modelo de código abierto
a la obra artística? La respuesta la puedes encontrar en nuestro
primer proyecto: “The Infinity Process”.
Proceso. Históricamente las formas
de composición se han basado en la secuenciación de notas
que, con mayor o menor éxito, daban un resultado. Con nuestros
sintetizadores, éramos capaces de dominar los parámetros
básicos de un sonido: su tono, timbre, envolvente, etc. Ahora,
la capacidad que ofrece cualquier ordenador nos permite trabajar con el
sonido en otra dimensión, a un nivel microscópico y en tiempo
real.
El proceso y la componente técnica de la que se
vale el artista electrónico para construir su obra tiene tanta
importancia como el resultado estético. Por esta razón en
CRC creemos que la utilización de herramientas DSP, la interacción
en tiempo real con otros medios (vídeo y texto), la participación
de software de inteligencia artificial, el error digital como materia
prima o la introducción de elementos aleatorios, deberían
ser algunas de las claves básicas de la obra contemporánea.
Internet e IP. El sustrato que ofrece
Internet e IP para la comunicación de personas y máquinas
es formidable. Proyectos colectivos a través de Internet y la creación
de orquestas de Laptops a través de IP son nuevas claves que deben
ser exploradas. En CRC estamos convencidos que las posibilidades que ofrece
este nuevo medio al artista electrónico aún están
por descubrir (o inventar)...
CRC, Junio 2004.
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