Una de las primeras maquetas que más nos sorprendió en esta primera etapa de actuaciones fue precisamete de Invasión Divina. Ya nos habían hablado de él y siempre nos comentaban su gran creatividad y el rendimiento que obtenía de sus sintetizarores, a los que les "estrujaba" hasta sacarles la última gota. Su música fluía perfectamente entre los patrones del ambient, cosa bastante normal si tenemos en cuenta que algunos de sus artistas más admirados como Walter Carlos o Brian Eno desarrollaron este estilo en la década de los 70.
Sin embargo sus composiciones solían tener un componente "planeador" muy típico del sonido analógico alemán de los 70 desarrollado por gente como Tangerine Dream, aunque menos melódico y más obsesivo. Sus creaciones tenían también una cierta tendencia al "in crescendo" para de repente regresar a la calma de forma especialmente sutil, que dotaba a su música de un carácter misterioso e inquietante. Quienes estuvieron presente en este Live Act nos corroboraron todos esos comentarios que se hacían sobre Invasión Divina acerca de su gran capacidad creativa con unos medios relativamente limitados.