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Publicado en Resonancias con permiso del autor - (c) 1997-2003 Sergi
Jordà Puig
18.1. Introducción
En los capítulos iniciales, hemos tratado el audio digital
y las posibilidades que brinda el ordenador en este campo, mientras
que, en la segunda parte, hemos cubierto con detalle el tema del
MIDI. Finalmente ha llegado la hora de integrar las dos tecnologías
para obtener, por así decirlo, lo mejor de ambos mundos. Estos nos
llevará a repasar las diferentes formas de grabación multipista
(tanto digitales como analógicas) que se están utilizando actualmente,
los nuevos programas que permiten el uso conjunto de MIDI y audio
digital, y a estudiar nuevos problemas que se plantean, como puede
ser el tema de la sincronización, para terminar con un repaso sobre
el resto de los aparatos imprescindibles en todo estudio de música
por ordenador (en la grabación, la escucha, etc.).
18.2. Lo mejor de ambos
mundos
A lo largo de estos últimos capítulos hemos ido viendo las enormes
posibilidades que el MIDI puede ofrecernos hoy en día, en todas
las áreas de la composición y la producción musicales. Sin embargo,
no deja de ser cierto que a la mayoría de música 100% MIDI, que
no busca una estética deliberadamente electrónica, le falta este
"algo" que la puede llegar a hacer sublime o cuando menos interesante.
Y esta carencia se hace más evidente cuanto más entroncada en estilos
"tradicionales" (rock, jazz, clásico, etc.) esté la música en cuestión1.
Existen, hemos visto, muchos trucos que ayudan a
enriquecer y a humanizar un tema MIDI (no cuantizar en exceso, añadir
muchos cambios de control, utilizar un sampler…),
pero nada es tan eficaz a la hora de simular el sonido "real" como
el propio sonido real. Nos estamos refiriendo a la combinación de
fragmentos de audio digital con los fragmentos MIDI. En teoría,
esto se puede llevar a término con un sampler, pero seguirán existiendo
limitaciones de memoria (recordemos que un minuto de audio digital
de calidad consume 10 Mb). Veamos las soluciones adoptadas a lo
largo de estos años, y cuales son actualmente las más aconsejables.
18.3. La grabación multipista
En una grabadora convencional (como una pletina de casetes) las
pistas disponibles (normalmente dos) se graban de forma simultánea.
Así se producía toda la música hasta mediados de los sesenta. Cuenta
la leyenda que el mítico Sgt.Pepper
de los Beatles, grabado en 1967, fue la primera grabación que utilizó
cuatros pistas separadas, posibilidad que abrió un nuevo margen
creativo en el campo de la producción musical. En el sector profesional,
las prestaciones de los sistemas multipista fueron creciendo rápidamente
(8, 16, 24, 32, 48 pistas…) mientras que, a principios de los ochenta,
con los populares portastudios2,
se democratizó el cuatro pistas sobre soporte de casete convencional.
La llegada de estos multipista domésticos coincide
prácticamente con la del MIDI, y durante años, ambos han sido los
integrantes principales de todo estudio aficionado o semiprofesional.
En una época en que las capacidades multitímbricas de los sintetizadores
no eran tan potentes como las de hoy, el grabador multipista se
utilizaba no sólo para combinar pistas de instrumentos MIDI con
pistas de instrumentos reales (voces, guitarras, saxos, etc.) sino
también para grabar varias pistas MIDI.
18.4. Sincronización
El realizar sucesivos volcados de un secuenciador MIDI a diferentes
pistas de una grabadora de audio, plantea el problema de la sincronización.
Este proceso difícilmente podría realizarse de forma manual (pulsando
simultáneamente la reproducción en el secuenciador y la grabación
en el multipista), ya que un mero desfase de una décima de segundo
puede resultar intolerable en muchas grabaciones. Además, la velocidad
de transporte de los dispositivos analógicos dista mucho de ser
estable y fluctúa de forma permanente, lo que añadiría nuevas incorrecciones.
Pero este no es el único caso es que la sincronización es necesaria.
A continuación enumeramos las necesidades de sincronización entre
dispositivos más frecuentes:
- un grabador multipista y un secuenciador
MIDI
- varios grabadores entre sí para aumentar
el número de pistas disponibles
- un vídeo y un secuenciador (música para
audiovisuales)
- varios dispositivos MIDI entre si (secuenciador
y caja de ritmos, etc.)
18.4.1. Diferentes tipos de sincronización
Aunque existen diferentes estrategias para abordar
la sincronización, todas ellas guardan puntos en común, y parten
de la idea de que exista un dispositivo maestro y varios dispositivos
esclavos. El dispositivo maestro manda señales a intervalos regulares
(decenas de veces por segundo) y los esclavos siguen este ritmo.
Dependiendo del sistema utilizado, las señales pueden ser indistinguibles
(claqueta de pulsos) o llevar una etiqueta de tiempo. El primer
caso, más sencillo y económico, impone una limitación bastante considerable,
ya que para que varios dispositivos estén sincronizados se deberá
comenzar siempre desde el principio. Si cada señal incluye, en cambio,
una etiqueta que la distinga de las restantes, el maestro podrá
iniciar el envío en cualquier punto, que los esclavos ya sabrán
rápidamente dónde colocarse. Los sistemas analógicos de cinta (grabadores
de audio, magnetoscopios de vídeo, etc.) suelen trabajar como maestros
ya que, al ser su acceso secuencial, no pueden colocarse en la posición
deseada con la rapidez requerida. En estos casos, la señal de pulsos
se graba en una de sus pistas.
18.4.2. Sincronización
con claqueta (MIDI Clock y FSK)
Dentro del primer grupo de sincronización con
claqueta sencilla, se encuentran los sistemas FSK (frequency
shifting key) y el MIDI Clock.
El FSK tuvo su apogeo con el inicio de los multipista
domésticos a principios de los ochenta, ya que era un método bastante
económico. La idea consistía en convertir mediante un pequeño dispositivo
conectado al MIDI OUT del secuenciador, los pulsos de MIDI
Clock (24 por negra) emitidos por un secuenciador, en una
señal acústica que se grababa analógicamente en una de los canales
del multipistas. A partir de este momento, el multipistas pasaba
a ejercer de maestro y el secuenciador se colocaba en modo esclavo
mediante la opción de sincronizarse a pulsos externos. Como ya hemos
indicado, al no utilizar etiquetas, este sistema forzaba a iniciar
siempre desde el principio de la grabación en cinta. ¿Se imagina
lo que supondría el que, a la hora de componer la música o los efectos
sonoros de una película, tuviésemos que volver al inicio de la cinta
de vídeo cada vez que quisiéramos modificar o comprobar algo?
18.4.3. Sincronización
con código de tiempo (SMPTE y MTC)
Los sistemas de sincronización con código de
tiempos permiten iniciar la sincronización desde cualquier punto.
De los diferentes códigos utilizados, el SMPTE (pronúnciese simpti)
utilizado en combinación con el MIDI Time Code (MTC), es el más
universal. El SMPTE incluye en cada pulso una etiqueta de tiempo
de 80 bits, en la forma hora: minuto: segundo: fotograma (dependiendo
del estándar utilizado, el número de fotogramas por segundo puede
ser de 24, 25, 29,97 ó 30).
Un músico que deba realizar una banda sonora,
recibirá normalmente la cinta de vídeo con el código SMPTE grabado
en una pista de sonido (si el vídeo es estéreo el código suele venir
en una pista independiente, ya que de lo contrario se hace imposible
entender bien los diálogos). En cualquier caso, en su estudio, el
músico deberá disponer de un aparato convertidor de SMPTE a MTC
o bien de una tarjeta que ya comprenda estos mensajes. Al margen
del vídeo, el SMPTE también se utiliza sólo para audio, en la sincronización
de multipistas y secuenciadores.
Los problemas de sincronización que hemos tratado
son más propios de la combinación de dos tipos de soportes muy diferentes,
los analógicos y los digitales. Cuando todo el trabajo se realiza
en el dominio digital, la problemática es otra. Por ello estudiaremos
a continuación los sistemas digitales de grabación multipista.
18.5. Los multipistas digitales
El primer sistema de grabación multipista digital
fue diseñado de forma experimental por la BBC, en 1976. Dos años
más tarde aparecía el primer sistema comercial, pero hasta principios
de los noventa, el precio en pesetas de un equipo de estas características
nunca tenía menos de seis cifras.
18.5.1. Multipistas en soporte de vídeo
La situación cambió con la llegada, en 1992,
de los primeros aparatos de Alesis, Tascam y Fostex, todos con ocho
pistas digitales sobre soporte de cinta de vídeo (S-VHS o Hi-8),
pero incompatibles entre sí. La multiplicidad de formatos incompatibles
constituye uno de los principales problemas de los multipistas digitales
puesto que, como iremos viendo, la lista no ha hecho más que comenzar.
Los tres aparatos ofrecen prestaciones similares, y permiten la
sincronización de varias unidades idénticas para obtener un mayor
número de pistas, aunque para la sincronización SMPTE con otros
dispositivos, requieren de accesorios adicionales; algo sorprendente,
si consideramos que ninguno de estos aparatos baja del medio millón
de pesetas.
Por sus características, que no facilitan especialmente
la integración con el ordenador, estos sistemas están más orientados
al pequeño estudio de grabación profesional, o al grupo de rock
con posibilidades.
18.5.2. Multipistas en MiniDisc
Estos sistemas, aparecidos a finales de 1996,
con tres modelos de Yamaha, Tascam y Sony, son el sucedáneo económico
de los del apartado anterior. En lugar de cintas de vídeo utilizan
los disquetes MiniDisc de Sony. Este formato realiza cierta compresión
en tiempo real, por lo que la calidad sonora es ligeramente inferior.
Todos ellos ofrecen cuatro pistas y permiten grabar hasta 37 minutos
en un disquete. Sus precios oscilan alrededor de las 200.000 ptas.
y, paradójicamente, poseen una gran ventaja sobre sus hermanos mayores
basados en cinta: el MiniDisc es de acceso aleatorio, lo cual permite
una localización casi instantánea de cualquier fragmento, así como
la edición no destructiva (se pueden grabar fragmentos alternativos).
Todo ello hace que los usuarios de ordenador se encuentren más en
casa que con los anteriores modelos más caros, aunque este tipo
de aparatos se dirige más al sector del músico aficionado no informático,
o a grupos de rock con menos recursos.
18.5.3. Multipistas en disco duro
Dentro de esta sección se puede distinguir entre
tres subgrupos bastante diferentes:
- los sistemas autónomos independientes del
ordenador
- los integrados en el PC, con tarjeta propia
- los integrados en el PC, con tarjeta de
sonido genérica
Los primeros son los más caros y también los
más profesionales, mientras que los terceros son los más económicos
(sólo requieren adquirir el software adicional) y los menos profesionales.
A pesar de sus prestaciones inferiores, serán sin duda los preferidos
por el usuario medio y la mayoría de los lectores, por lo que les
dedicaremos un extenso apartado propio.
Una desventaja común a los tres subgrupos,
con respecto a los sistemas anteriores basados en cinta de vídeo
o en MiniDisc, se encuentra de momento en el precio del soporte.
Un MiniDisc tiene una capacidad aproximada de 1,44 Gb (con compresión)
y vale unas 1.000 ptas., mientras que el precio de un disco removible
como el Jaz de Iomega, con una capacidad de 1 Gb, ronda las 15.000
ptas.
Sistemas de grabación a disco duro autónomos
Estos sistemas son en realidad potentes ordenadores
dedicados, disfrazados de multipistas. ¿Para qué adquirir un ordenador
con posibilidades reducidas, si uno normal, además de para componer,
se puede utilizar para escribir, llevar la contabilidad, jugar,
programar o navegar por el ciberespacio? La respuesta es bien sencilla:
el músico profesional exige seguridad, y estos sistemas son mucho
más sólidos. No tienen problemas de configuración, no se cuelgan,
y sus prestaciones son invariables, mientras que en un ordenador
normal el sistema funcionará mejor o peor dependiendo del disco
duro, de la memoria RAM, del follón de dispositivos y
drivers instalados, etc.
Alguno de estos sistemas autónomos trabaja
además con discos duros formateados para PC (en forma de unidades
removibles Jaz) y con ficheros de tipo .wav, lo cual facilita la
migración entre diferentes ordenadores.
El primer equipo de estas características,
el Roland DM-80, apareció en 1990, y valía más de un millón de pesetas.
Actualmente existen modelos de Akai (DR8), E-mu (Darwin), Fostex
(DMT-8 y D-80), Roland (VS-880) y Vestax (HDR-8). Todos ellos permiten
ocho pistas reales pero pueden trabajar con muchas más pistas virtuales.
Aunque los precios han bajado bastante, las 300.000 ptas. de los
modelos más económicos siguen siendo excesivas para el usuario aficionado,
que además se encontrará más a gusto con su ordenador polivalente.
18.6. Sistemas multipista
integrados en el ordenador
Si obviamos el tema de los "cuelgues", con el
que todo aficionado a la informática se ha acostumbrado a convivir,
estos sistemas, aunque menos potentes, son los más flexibles, versátiles,
y los que mejor se adaptan a la forma de trabajar del músico informático.
A diferencia de los editores de sonido estudiados en el capítulo
5 (que también graban y reproducen en disco duro), estos nuevos
programas superan la barrera de las dos pistas impuesta por las
tarjetas de sonido y los drivers
de Windows, y permiten trabajar con varias pistas de audio digital
simultáneas, a la vez que ofrecen la posibilidad de sincronizarlas
con pistas MIDI. Como indicábamos en el anterior apartado, conviene
distinguir entre los sistemas que integran hardware y software y
aquellos basados en software que aprovechan las tarjetas de sonido
instaladas en el ordenador. La primera categoría, más profesional,
ofrece mayores prestaciones; veamos en la tabla 18.1. un esquema
comparativo:
Sistemas con
tarjeta propia |
Sistemas con
tarjeta estándar |
varios canales
independientes |
entradas y
salidas estéreo |
entradas y
salidas analógicas y digitales |
sólo analógicas |
control de
volumen en tiempo real |
según el programa |
ecualización
en tiempo real |
normalmente
no |
rango dinámico
> 90 dB |
alrededor
de 80 dB (varía con cada tarjeta)3 |
grabación
y reproducción simultáneas |
depende del
driver de la tarjeta |
número máximo
de pistas más estable |
depende mucho
del ordenador |
no incluyen
sintetizador MIDI (se requiere una tarjeta estándar
adicional) |
sí incluyen
sintetizador MIDI |
|
|
Tabla 18.1.
Principales diferencias entre los dos sistemas |
Muchas de estas diferencias vienen dadas sencillamente
porque los sistemas de la primera columna utilizan tarjetas mejores.
Esto es especialmente cierto para las entradas y salidas digitales4,
y el rango dinámico. Como contrapartida, estas tarjetas especializadas
no incorporan sintetizador MIDI interno, por lo que seguiremos necesitando
una tarjeta estándar.
18.6.1. Sistemas con tarjeta propia
Si dejamos al margen el entorno Soundscape,
cuyo precio ronda las 500.000 ptas., en este grupo destaca el tándem
integrado por la Audiomedia III
y Session-8, fabricado por Digidesign
(una empresa famosa en el campo del audio digital profesional en
entornos Macintosh) y que cuesta cuatro veces menos.
La Audiomedia III
es una tarjeta PCI, que incluye entradas y salidas digitales y analógicas
estéreo, y que en conjunción con el software de edición multipista
Session-8, permite ocho pistas
de audio con ecualización y volumen en tiempo real e independiente
en cada pista. Como contrapartida, el software no trata el MIDI
directamente, aunque se sincroniza internamente con cualquier programa
secuenciador a través de MIDI Time Code.
TripleDAT es
un sistema parecido de la compañía CreamWare, que se compone de
una tarjeta ISA con entradas y salidas estéreo analógicas y digitales,
y un transmisor de infrarrojos para controlar un DAT externo (que
soporte mando a distancia). Incluye además una utilidad para realizar
backups en una cinta DAT convencional. Al igual que Session-8,
el software de edición y grabación multipista no soporta MIDI directamente,
sino que se sincroniza con cualquier secuenciador, vía MTC.
18.6.2. Sistemas con tarjeta estándar
Estos sistemas se basan únicamente en software
y trabajan con la tarjeta instalada en nuestro ordenador, por lo
que la calidad final dependerá en gran medida de las prestaciones
de la tarjeta utilizada. Estos programas no solían ser baratos,
pero en 1996 han comenzado a aparecer algunos por menos de 20.000
ptas. Todos ellos funcionan mezclando internamente y en tiempo real,
varias pistas virtuales de audio digital y distribuyéndolas entre
las salidas de la tarjeta. Sus prestaciones dependen siempre de
la velocidad del sistema en que se instalan, aunque también puede
variar entre diferentes aplicaciones. Por lo general, con un Pentium
100, 16 Mb y un disco duro suficientemente rápido suelen ser posibles
más de ocho pistas de audio digital, y con sistemas más potentes
se puede llegar a superar las dieciséis pistas. Si posee más de
una tarjeta de sonido, algunos de estos programas le permitirán
asimismo repartir las pistas virtuales entre las diferentes salidas
de audio disponibles, mientras que otros trabajan con una única
tarjeta a la vez. Todos soportan la grabación de audio digital (algunos
en más de una pista simultánea) así como la importación de ficheros
.wav. Existen por último, dos enfoques bien diferenciados, según
estén más orientados al audio o al MIDI:
- Programas que emulan un estudio de grabación
de audio multipista y no ofrecen prestaciones MIDI directas, sino
que se sincronizan con cualquier software secuenciador vía MTC.
- Desde 1996, se pueden adquirir secuenciadores
MIDI que incorporan varias pistas adicionales de audio digital.
18.6.3. Multipistas orientados al audio
digital
En la primera categoría, dos de los programas
más potentes son SAW Plus y Samplitude
Studio (cuya pantalla se muestra en la figura 18.1). Su aspecto
y su funcionamiento, guardan muchos puntos en común con los de los
editores gráficos de audio (véase capítulo 5), con las complicaciones
que supone el gestionar varias pistas de sonido simultáneas. Todos
presentan varias pistas longitudinales en las que el usuario puede
ir distribuyendo ficheros de tipo .wav, aplicándoles envolventes,
panorámicas u otros efectos. Este enfoque es especialmente cómodo
para sonorizar producciones audiovisuales, donde gran parte del
trabajo consiste en ir colocando y superponiendo un gran número
de efectos sonoros. Sin embargo las prestaciones MIDI son reducidas
ya que tan solo permiten la reproducción de ficheros MIDI estándar
o la sincronía con un secuenciador interno, vía MTC (pueden trabajar
como maestros esclavizando al secuenciador, o al revés), por lo
que los músicos acostumbrados a trabajar con MIDI, probablemente
preferirán el segundo enfoque.
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Figura 18.1.
Samplitude es un potente programa multipista |
18.6.4. Secuenciadores
MIDI con audio digital
Las aplicaciones incluidas en esta categoría
son muy recientes. Los Mac y los Power Mac disponían de secuenciadores
con audio desde 1993, pero los usuarios de PC han tenido que esperar
hasta 1996 para que aparecieran las primeras versiones.
Terminábamos el capítulo 13, íntegramente dedicado
al secuenciador, con un aviso que decía más o menos así: "no opte
por adquirir todavía ningún secuenciador hasta que haya leído el
capítulo 18…". Para todo músico acostumbrado a trabajar con MIDI,
la integración de ambos medios es efectivamente la solución más
cómoda y elegante. Curiosamente, puede resultar también la más económica.
Actualmente los secuenciadores con audio disponibles
para Windows incluyen todas las nuevas versiones de la familia Cubase
(Steinberg) y la familia Cakewalk
(Cakewalk Music Software), el Logic
Audio (Emagic), el Musicator
Audio (Musicator A/S) y el Digital
Orchestrator Plus (Voyetra), lo que significa que todos los
principales fabricantes de secuenciadores se han dado prisa por
sacar su versión audio.
Como contrapartida a los programas más orientados
al audio comentados en el apartado anterior, los secuenciadores
suelen ser menos eficaces en cuanto al máximo número de pistas disponibles,
y carecen de todas las sofisticadas posibilidades de edición de
ficheros de onda. Por ello, sigue siendo muy útil disponer de un
programa editor de audio (véase capítulo 5) para realizar esporádicos
retoques cosméticos, antes de pasar determinados ficheros al secuenciador.
Pero una vez realizada esta tarea, la integración de los dos medios
en una única pantalla, como se aprecia en la figura 18.2, siguiendo
el paradigma de los secuenciadores tradicionales estudiados en el
capítulo 13, supone una auténtica delicia para el "midiadicto".
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Figura 18.2.
Una pantalla de Cakewalk Pro Audio 5.0 que combina pistas
MIDI y pistas de audio digital |
¿Cual elegir?
Supongamos que ha quedado convencido de las
maravillas que estos nuevos programas aportan. Deberá enfrentarse
ahora a un nuevo dilema, ya que no todos ofrecen iguales posibilidades
ni tienen los mismos precios. Si dispone ya de un secuenciador convencional,
la alternativa más razonable es adquirir una actualización que soporte
audio. Si parte de cero, los modelos más potentes son los de gama
alta de Steinberg y Cakewalk (el Cubase
Audio 3.0 y el Cakewalk Pro Audio
5.0 respectivamente), junto con el Logic
Audio. Tenga presente que los modelos de gama baja de Steinberg
y Cakewalk ofrecen versiones muy recortadas, especialmente en lo
que a número de pistas de audio digital se refiere. En relación
prestaciones/precio, sobresale el Digital
Orchestrator Plus de Voyetra que puede adquirirse por el
precio de un secuenciador convencional (alrededor de las 20.000
ptas.), y que incluso se ofrece con algunas tarjetas de sonido recientes.
Si todavía no dispone de una tarjeta de sonido, una posibilidad
muy rentable consiste en adquirir la Maxi
Sound 64 Home Studio que, por alrededor de 30.000 ptas.,
brinda un completísimo paquete de software que incluye un excelente
secuenciador audio (esta tarjeta se ha estudiado en el apartado
12.3).
Recuerde por último que la grabación multipista
de audio fuerza al límite las posibilidades del ordenador. Tal como
se indica en el apartado
12.10, necesitará un buen disco duro, mucha memoria y un potente
procesador. ¡Y no se le ocurra trabajar en multitarea mientras esté
grabando audio digital!
18.7. Componentes
analógicos en un estudio musical basado en ordenador
Tenemos el ordenador, la tarjeta de sonido,
el teclado MIDI y todo el software necesario. ¿Creía que habíamos
terminado? Pues todavía faltan los componentes más tradicionales,
que frecuentemente se olvidan, pero que no conviene dejar de lado.
Nos estamos refiriendo al micrófono, al mezclador, a algún sistema
de grabación, al amplificador y a los altavoces.
18.7.1. El micrófono
A no ser que trabaje exclusivamente con el sintetizador
MIDI (y que éste no incorpore un sampler
en forma de memoria RAM) un micrófono es absolutamente imprescindible.
Los micrófonos que vienen con las tarjetas de sonido, sirven para
poco más que grabar mensajes, utilizar el teléfono en Internet,
o personalizar los efectos sonoros de Windows. Los precios de los
micrófonos profesionales de estudio suelen llevar cinco cifras,
pero un gasto de esta cuantía es totalmente absurdo, pues para sacarle
un provecho real, debería gastarse bastante más en acondicionar
la sala de grabación. Existen micrófonos dinámicos (el tipo más
sencillo) decentes a partir de las 10.000 ptas. Adquiéralo en una
tienda de sonido, no en una de informática, pero cerciórese antes
de que es compatible con su tarjeta de sonido. El correcto uso del
micrófono no se aprende en un día. Experimente con emplazamientos,
distancias y niveles diferentes y, si puede, lea manuales sobre
este tema.
18.7.2. El mezclador
Este dispositivo posibilita la entrada de varias
fuentes sonoras y permite ajustar los niveles y la ecualización
de cada canal. Si dispone de más de una tarjeta de sonido, o de
un sintetizador externo o algún otro instrumento adicional, el mezclador
es también imprescindible. Si por el contrario todo el sonido proviene
de la salida estéreo de la tarjeta, puede prescindir de él. El número
de pistas varía mucho de un modelo a otro. Los más sencillos pueden
poseer cuatro pistas, pero lo normal son ocho o doce. Los modelos
profesionales pueden llegar hasta las sesenta y cuatro pistas. En
principio, no tiene por qué adquirir un modelo con más pistas de
las que necesita su sistema, aunque a veces un poco de previsión
de futuro puede suponer un ahorro a medio plazo.
La calidad de sonido del mezclador es absolutamente
fundamental. Piense que toda su música deberá pasar por este aparato
antes de realizar la grabación final, y cualquier ruido que se pudiera
añadir en este proceso quedará grabado para siempre. Todos los mezcladores
hacen un poco de ruido ("soplan") pero los más baratos invalidan
cualquier grabación. Se pueden adquirir modelos de ocho o doce pistas
a partir de las 50.000 ptas. Una inversión segura es adquirir los
modelos más sencillos de fabricantes de prestigio como Spirit o
Mackie.
18.7.3. La grabación
De momento, el disco duro no es un sistema de
reproducción demasiado estándar: ni las cadenas hi-fi ni los equipos
de música de los coches lo soportan. Bromas aparte, a no ser que
se dedique exclusivamente a realizar música para multimedia, en
algún momento deberá independizar sus composiciones del ordenador,
y pasar el master a un soporte
más convencional. Las posibilidades de elección son muchas, veamos
las más utilizadas:
- pletina de casetes convencional
- vídeo hi-fi estéreo
- grabador digital de gama media (DCC o MiniDisc)
- grabador digital profesional (DAT)
- grabador de CD Audio
- grabador de CD-ROM
La pletina de casetes
es el aparato más extendido, y probablemente disponga ya de uno.
Aunque los sistema de reducción de ruido que incorporan las pletinas
de alta gama han mejorado mucho, una grabación en casete no tendrá
normalmente la calidad mínima requerida para una difusión comercial.
Los magnetoscopios
hi-fi ofrecen algo más de calidad, pero no son demasiado
estándar. De hecho, la mayoría de usuarios que disponen de uno,
ni siquiera lo conectan al sistema hi-fi y se limitan a escucharlo
a través de los altavoces del televisor. Si dispone de un magnetoscopio
de estas características y de momento no desea invertir más, puede
utilizarlo, y en el futuro pasar las grabaciones a otro soporte
más adecuado.
Los grabadores
digitales de gama media, surgieron a principios de los noventa
destinados al mercado de consumo. No parecen haber calado muy hondo,
hasta el punto que el DCC de Philips está en vías de desaparición.
Ambos sistemas utilizan compresión, por lo que la calidad es ligeramente
inferior a la de los grabadores DAT, aunque en muchos casos, la
diferencia es casi imperceptible. El MiniDisc de Sony es más cómodo,
ya que permite el acceso aleatorio (como los discos compactos).
Los modelos más económicos valen unas 70.000 ptas., poco más que
una buena pletina convencional. Los MiniDisc multipista que acaban
de aparecer (véase apartado 18.5.2) disponen de varias entradas
de audio (ocho en algún modelo), por lo que un aparato de estas
características podría trabajar como mezclador y grabador a la vez,
eliminando la necesidad de este primer aparato.
El grabador de
DAT se ha convertido en el estándar del músico profesional,
y la mayoría de discos comerciales "caseros" han sido grabados sobre
este soporte. Si dispone de una tarjeta de sonido con salida digital,
con el software adecuado pueden funcionar también como unidades
de backup bastante económicas, puesto que una cinta de 90 minutos
vale unas 1000 ptas. y permite almacenar casi 1 Gb de datos. Los
precios de los modelos más sencillos, rondan las 100.000 ptas.
El grabador de
CD audio, tiene el mismo aspecto y las mismas prestaciones
que un lector de CD audio convencional, pero permite además la grabación
sobre unidades de CD-ROM grabables5.
Funciona como un grabador convencional, es decir ajustando los niveles
de entrada y apretando la tecla RECORD. Sólo graba audio y lo hace
en tiempo real, lo que lo distingue del grabador de CD-ROM. No existen
demasiados modelos en el mercado, y los más económicos valen unas
110.000 ptas. Una vez grabado un CD con este sistema, podrá reproducirlo
en cualquier lector convencional, pero no podrá volver a grabar
encima.
18.7.4. Grabación
de audio digital en un grabador de CD-ROM
En este caso, el proceso de grabación se complica
ligeramente. Estos dispositivos se utilizan más con fines estrictamente
informáticos que musicales. Sus precios están bajando notablemente
(con gran satisfacción de los piratas informáticos) y actualmente
hay modelos por menos de 60.000 ptas. Funcionan también como lectores
(normalmente de cuádruple velocidad) y suelen grabar a doble velocidad.
Al margen de su gran utilidad en aplicaciones informáticas, también
permiten grabar CD audio convencionales6,
pero el proceso no es sencillo. No graban en tiempo real, y requieren
que toda la información de sonido que se va a volcar esté previamente
en el disco duro en forma de ficheros de onda de tipo .wav. Esto
implica un disco duro grande y disponible (750 Mb libres) y, lo
que es más problemático, que toda la parte MIDI esté también pasada
a audio digital. Esto conlleva volcar todo el MIDI a audio, utilizando
la grabadora de Windows (véase
4.7.1) o un DAT y una tarjeta con entrada digital, y resincronizar
seguidamente todas las pistas de audio con algún programa de los
estudiados en el apartado 18.6. Como indicábamos al inicio, el proceso
dista de ser sencillo.
18.7.5. La escucha
Muchos usuarios adquieren la tarjeta de sonido
con un kit multimedia que incluye un lector de CD-ROM y un par de
altavoces autoamplificados. La calidad de estos altavoces puede
ser suficiente para el usuario multimedia poco exigente, pero no
para componer música. Si su ordenador no se encuentra ubicado muy
lejos del equipo hi-fi, la solución más sencilla consiste en conectar
la salida de línea de la tarjeta (no la de auriculares) o la del
mezclador externo (si es que utiliza uno) a cualquier entrada auxiliar
del amplificador. Si esto no fuera posible habrá que ir pensando
en adquirir un amplificador y unos altavoces adicionales. Unos monitores
de estudio (los hay también autoamplificados) sencillos, se pueden
adquirir a partir de unas 30.000 ptas. y si son autoamplificados
nos ahorramos el amplificador. Si optamos por un sistema hi-fi convencional,
el coste mínimo de un amplificador y un par de baffles será ligeramente
superior (a partir de las 40.000 ptas.). En este caso conviene tener
además en cuenta que los baffles hi-fi tienden a colorear más el
sonido (sus curvas de respuesta de frecuencia son menos planas)
que los monitores de estudio. Otra alternativa más económica consiste
en la utilización de auriculares (a partir de las 7.000 ptas.).
Con estos dispositivos la escucha es mucho más precisa y fiable,
pero su utilización prolongada puede producir un cansancio superior,
especialmente si el modelo elegido no es de primera calidad.
[1] Es difícil hacer distinciones
estéticas o estilísticas sin entrar en apriorismos, pero existen
bastantes tipos de músicas (electroacústica, techno, etc.) que hacen
de las carencias de la electrónica una virtud. Cuando esto es deliberado,
a estas músicas nada tiene porqué faltarles.
[2] Portastudio
era en realidad el nombre del primer modelo del fabricante Tascam,
pero el uso de este término se ha generalizado.
[3] Es necesario que el driver sea full
duplex (véase 11.8)
[4] La Sound Blaster
AWE32 dispone de salida digital, mientras que la Turtle
Beach Pinnacle puede incorporar entrada y salida digitales.
[5] Los discos CD-ROM deben llevar la indicación
"Music only". El soporte y el formato es el mismo que en los discos
CD-ROM convencionales, pero incorporan unos bits iniciales que permiten
que el grabador se ponga en posición de RECORD. Este mecanismo se
ha ideado para salvaguardar los derechos de autor y evitar la proliferación
de copias ilegales. Por este motivo, estos discos especiales se
venden más caros.
[6] En este caso, sí que se pueden utilizar
discos convencionales. Es decir que no hay porque pagar el plus
del "Music only".
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