Es sábado y no para de llover en Pekin. La gente pedalea lentamente
protegida con chubasqueros y biseras de plástico. Durante la
comida, guarecidos de la lluvia en una agradable cafetería,
recuerdo “al de Esplendor Geométrico”, Arturo Lanz,
ese personaje mítico que según había leído
vive en Pekín. Lo comento en voz alta, y alguien me asegura
que le conoceré esa tarde. Una vez más el flujo de la
vida va uniendo piezas, conexiones, casualidades…
El primer encuentro se produce en un ambiente extraño, medio
solemne / medio festivo. A Arturo le sorprende que conozca a Esplendor.
“¿Pero tú cuántos años tienes?”
Parece halagado, y un tipo simpático y accesible. Le hago
una entrevista rápida e improvisada, mientras nos interrumpen
distintas personas. Se deshace de ellos al poco rato diciendo: “¡Déjame,
que me están haciendo una entrevista!” “¿De
qué, del trabajo?” “¡No, hombre no, de
música!”. Me cuenta algunas cosas, nos reímos.
Me dice que podemos quedar otro día para hablar con más
calma. Me parece genial.
El segundo encuentro se produce después del fin de semana.
Voy a buscarle al trabajo, y me lleva a una elegante cafetería
con aire acondicionado y mesas con mantel. Sacamos el cuaderno,
y grabadora y la Polaroid.
¿Qué vida haces en Pekín?
Pues currar… y estar con el chaval. Tengo 3 hijos, y ahora
están todos aquí, así que estoy niñero
total… Trabajo, y hago música por la noche.
¿Haces vida social?
Antes más… Bueno, un poco de vida social sí
que hago, porque mi mujer y yo tenemos dos restaurantes, uno italiano
y otro español, y va bastante gente, pero hago una vida tranquila.
¿Cómo te resulta hacer
música desde aquí?
Siempre lo he hecho yo solo, así que no hay ningún
problema.
¿Puede que el hecho de estar
aquí, un poco desconectado de la movida musical, te ayude
a hacer cosas diferentes?
Es que siempre he estado desconectado. Yo me fui de Madrid en el
90, me fui a Palma. Y antes también estaba desconectado,
porque hacía oposiciones, y luego estuve en el ejército…
Y qué tipo de feedback recibes,
porque habrá gente que te escribirá…
Pues no, porque no doy mi e-mail a nadie. Le escriben a Andres Noarbe,
el de la casa de discos, y por ahí me entero, aunque más
bien poco. De vez en cuando también me hace gracia meterme
en internet y ver qué hay por ahí… qué
comentan sobre los discos que hago. Lo hago por curiosidad.
¿Dónde se venden tus discos?
Se venden en muchos sitios, y muy rápido, porque Esplendor
Geométrico es un grupo así un poco de culto... Se
venden mucho en Tokio, también en Alemania, Estados Unidos,
Francia, Italia, España… Desaparecen enseguida porque
son objeto de coleccionismo, y también hay gente que sigue
la trayectoria del grupo. A mi me da exactamente igual por qué
los compran… Yo no tengo mis discos en vinilo, sólo
alguno, y ahora te dan una pasta por ellos…
Remontándonos al pasado, creo
que los Sex Pistols marcaron tu adolescencia…
Sí, porque nos dimos cuenta de que no pasaba nada si no sabías
tocar. Así empezamos, éramos gente inquieta con 15
años… Teníamos un grupo literario muy raro,
pero vimos que con la música podíamos hacer más
ruido.
¿Teníais esa idea de “háztelo
tú mismo”?
No, simplemente lo hacíamos y ya está, lo pasábamos
bien, no había ninguna idea preconcebida, al menos por mi
parte.
¿Cuál fue tu relación
con “la llamada movida madrileña”?
Yo soy de Madrid, del barrio de la Prospe, justo donde empezó
todo el mogollón. Al principio solo estaban Kaka de Luxe,
y Ramoncín, en el 78 salieron más grupos entre ellos
Aviador Dro. Éramos todos amigos, unas 15 personas, y hacíamos
cosas juntos y tal. Hasta el 80. Entonces me fui de Aviador Dro,
porque estaba harto de cantar allí, y fundé Esplendor
Geométrico.
Servando Carballar contaba que en los
conciertos de Aviador Dro la gente arremetía contra vosotros
con botellas de cristal llenas de arena cuando tocabais “Nuclear
sí”. Tú cantabas esa canción, ¿no?
Sí, eso fue en el 79, en fiestas de algún pueblo.
Pero después no nos tiraban nada. Yo provocaba mucho, desfasaba
mucho, y como era la fiesta de la primavera, aquello estaba lleno
de jipis. En realidad la canción era en contra de las nucleares,
pero quedaba suficientemente ambiguo, y Servando aprovechó
eso. Él era el ideólogo del grupo, y esa es una de
las razones por las que me fui. No me gustaba mezclar ideologías
en la música o intelectualizar. Lo que al principio era divertido
se convirtió en un coñazo, porque siempre tenía
que andar pensando en qué iba a decir
¿Cuál fue la primera grabación
de EG?
Lo primero fue un tema en un recopilatorio alemán, “Moscú
está helado”. Era una especie de transición
entre Aviador Dro y Esplendor Geométrico. Luego salió
el sencillo de “Necrosis en la polla”, y el LP en el
81…
¿Qué repercusión
crees que tuvo tu música?
En España ninguna, pero sí que tuvo mucha repercusión
en otros sitios como Holanda, Alemania, Francia, Estados Unidos,
Italia… Nos escribieron mucho. Empezamos a hacer cosas y a
venderlas fuera.
¿Es cierto que algunas personas
dejaron de hablarte por la música que hacías?
Sí, porque íbamos muy radicales… Íbamos
en contra de la movida, porque nos parecía que había
mucha ñoñería y falsedad, y que no hacían
nada nuevo sino que copiaban a otros. Nos dio por ahí…
Ahora no lo haría, pero en aquella época me hacía
gracia meterme con la gente.
¿Sigues en contacto con alguien
de esa época, con algún músico/a?
No tengo contacto con nadie.
¿Y sigues odiando el pop?
No, ya no…
Pero odiabas el pop?
Sí, sí, lo odiaba.
Yo soy una chica super pop…
A mi me espantaba el pop…
(Risas)
¿No tuviste ninguna novia pop?
No, no… Pero uno de mis grupos favoritos era Blondie, y más
pop que Blondie… Eso era al principio. Después con
Esplendor Geométrico fue una radicalización total.
También te espanta todo lo que
suene a rollo intelectual…
Sí porque me parece muy aburrido. Hay gente que estudia a
Esplendor Geométrico en universidades, y yo no lo entiendo.
No hay explicación para la música que se hace.
¿Por qué sigues haciendo
música?
Porque lo necesito. No hay ninguna razón, simplemente me
gusta y lo necesito. Si no lo hago durante mucho tiempo me entra
el mono.
¿Qué máquinas utilizas?
Un Korg, un Wave-station y una caja de ritmos. Junto todos los instrumentos
con un cable, y toco botones. No sé tocar. Mi música
es azar, yo mismo me sorprendo con los sonidos que obtengo. El proceso
de grabación y manipulación posterior me resulta mucho
más fácil ahora gracias a los ordenadores.
¿Te interesan otros sonidos más
reales, de la calle, de máquinas, etc.?
Eso lo hicimos al principio, pero ahora no. Lo que más me
interesa son las voces. Voces que coges y no significan nada, y
luego significan algo, simplemente por azar. Yo escucho mi música
mientras la hago, puedo estar 40 o 50 minutos con el mismo ritmo,
con el mismo tema, pero después de terminarlas no las vuelvo
a escuchar, no aguanto los 7 minutos. Son azar, las hago y ya está.
Y el “a ver qué tal” me dura 3 días…
Tú lo sigues llamando “música”…
Claro, cómo lo vas a llamar!
Hay gente que lo llama audio…
Me parece un debate inútil, porque qué más
da llamarlo música que audio… Ya son ganas de…
Yo conozco a Francisco Lopez, que empezó con la música
experimental en el 82. Era el hermano de un compañero de
instituto, pasaba por casa, y le gustaba lo que hacía yo.
Empezó con sus ruidos, y ahora está muy reconocido,
da conciertos por todo el mundo.
¿Escuchabas punk a partir del
80?
Es que ya no había punk. Alguna cosa de punk electrónico
que no estaba mal, como DAF, por ejemplo, que al principio eran
la hostia, los dos primeros LPs están muy bien… Los
Clash me parecían una mierda.
Los Clash… ¿una mierda???!!!!
Sí, porque hacían como que cantaban bien, tenían
punteos, y eso a mi me espantaba. En cambio los Sex Pistols eran
energía pura. Otro grupo que me alucinaba antes de los Sex
Pistols eran la Velvet Underground, y me siguen gustando, es uno
de mis grupos favoritos, junto con Trobbing Gristle.
¿Y el punk español no
te llamaba la atención?
¡Qué punk español!
¿Ni siquiera el RRV, RIP, Eskorbuto…?
Es que no lo escuché en la época, porque son de los
80 avanzados… Yo creo que entonces no había nada más
radical que mi música. Pero yo, personalmente, no he sido
nunca radical… Si fui teniente del ejército, jeje.
¿Consideras que tienes una doble
vida, con tu trabajo y luego tu música?
En absoluto, no lo vivo así para nada. Hay gente del trabajo,
amigos, que escuchan lo que hago y me dicen que estoy loco, pero
me da igual.
¿Qué te ha parecido Revolución
Neolítica?
Pues un fanzine como los de antes. Yo hacía cosas parecidas
en el 76, teníamos una revista que no recuerdo como se llamaba.
Tambien un “movimiento” que se llamaba Cosmicronismo
y era para echarte a reír. En la revista había artículos
sesudos, y yo hacía cosas totalmente absurdas, que no tenían
ningún sentido. Un poco copia del dadaísmo y tal…
¿Darías un concierto ahora?
Sí claro, he dado muchos.
¿Y qué tal? ¿Te
gusta?
Si me oigo bien sí, si no dejo de tocar. Lo importante es
pasártelo bien cuando tocas. Como la música que hago
es muy visceral, me meto mucho en el rollo y se me va un poco la
olla. Soy muy activo, no suelo estar parado con el ordenador y esas
cosas. Este otoño volveré a tocar en Tokio. También
he tocado mucho en Alemania, Holanda, Bélgica, Francia, Italia,
aquí en Pekín… En Pekín tuve que parar
a los 6 minutos, porque era la fiesta de cumpleaños de una
amiga, y pasado ese tiempo de 200 personas sólo quedaban
20… Supongo que no era el público adecuado.
Para terminar, háblame un poco
de China…
¿De China? Pues China está de cojones. Yo si puedo
no vuelvo…
¿Y por qué? ¿Qué
es lo que más te gusta?
La gente, porque no tiene prejuicios ni tontería. Es gente
super natural, y eso es lo que me gusta, la gente… los chinos.
Pero… ¿tú no hablas
chino, verdad?
No…
¿Y cómo te las arreglas?
Es que estoy casado con una china, y además te puedes arreglar
sin saber chino. Ya llevo aquí 8 años…
Esta entrevista fue publicada originalmente
en el número 5 del fancine "Revolución
Neolítica”. Ha sido amablemente cedida por su autora,
Plácida ye-yé, para la publicación en Resonancias.
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