En septiembre del año 2000 escribía
en esta misma web (encontrable en la sección de textos) sobre
los orígenes del sampler, un curioso cacharrito que sirve
para grabar, editar y reproducir audio. Desde entonces hasta hoy
han pasado 6 años y de la investigación y curiosidad
por tan curioso aparato paso a hacerme la trágica pregunta
que da título a este texto.
En la historia de la música se han perpetrado algunos crímenes
famosos, unos más ciertos que otros, como aquel en el que
el vídeo mató a la estrella de la radio, el DVD mató
al vídeo, el CD mató al vinilo, el mp3 mató
al CD... la historia continúa.
En esta historia hay un asesinado - el sampler - y un asesino -
el software. Líneas de código escritas con maestría
sobre ordenadores cada vez más capaces de manejar audio con
soltura. Se puede hablar de una desaparición silenciosa,
progresiva e irreversible. Primero fueron los "editores",
programas diseñados para ayudar a construir y manejar librerías
de muestras de los propios samplers en hardware. Unidos a computadores
por cordones umbilicales cada vez más finos. Después
vinieron los convertidores de formatos específicos, una suerte
de traductores universales encargados de permitir el acceso a las
colecciones de muestras del resto de marcas comerciales. Y comenzó
la fiebre por hacerse con los cientos de CD-ROM que poblaban los
catálogos de marcas en juego.
Y por fin el sampler en software. El ordenador como sumo sacerdote
en el manejo de esos trocitos de audio. La pantalla dando cuenta
de docenas de parámetros y procesos. El audio, y en mayor
medida el vídeo, son contenidos devoradores de recursos en
una computadora. Os propongo un ejercicio de memoria. Si lleváis
más de dos décadas manejando ordenadores, posiblemente
vuestro primer ordenador no tuviera disquetera (Spectrum, Amstrad,
Commodore...) y mucho menos disco duro propio. Las memorias se medían
en kilobytes. Y recordaréis los astronómicos precios
de esos primeros discos duros o de las ampliaciones de memoria (sic).
Hoy cualquier computadora de consumo viene equipada con cientos
de gigas en el disco duro y su memoria RAM se mide también
en gigabytes. Si tomamos como referencia que un minuto de audio
en estéreo con calidad CD ocupa unos 11 megas... la cuenta
es escalofriante.
Por otro lado, los procesadores actuales son capaces de mover bloques
de información de 64-bit, unido a unas velocidades de vértigo
en el acceso a los sistemas de almacenamiento hacen que la información
de audio se pueda recuperar de forma casi automática. Bonita
paradoja, el término "informática" es un
compuesto de "información automática" y
en el mundo de audio esto sólo ha sido cierto desde hace
relativamente muy poco.
Volvamos al cadáver de esta historia. Los samplers en hardware
son máquinas muy curiosas, tienen su unidad central de proceso,
su sistema operativo, su memoria RAM... hasta ahí las similitudes
con las computadoras. A diferencia, son máquinas exclusivamente
dedicadas al manejo de audio, con convertidores de entrada y salida,
filtros y procesos de señal (DSP) específicos. Estamos
hablando de máquinas que llevan más de 20 años
haciendo funciones que sólo los modernos ordenadores pueden
igualar, y llegado el caso superar.
El ordenador portátil ha arrancado los samplers de los racks
donde vivían hasta ahora. Es difícil ver en los sets
de los músicos contemporáneos las conocidas siluetas
de los samplers, con sus pantallas retroiluminadas en colores forforescentes...
ahora en un disco duro extraplano conviven miles de sonidos que
se manifiestan a través de tarjetas de sonido extraplanas
y se muestran en pantallas TFT no menos extraplanas.
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Colossus
de EastWest - un ROMpler exhuberante |
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La evolución de los actuales samplers en software no se
detiene en la adaptación del término clásico
del "muestreador". Ha surgido el concepto de ROMpler,
o software dedicado a la reproducción de librerías
específicas de sonidos. El sampler "troceado" y
clasificado a gusto del consumidor. Así encontramos reproductores
ROM con sonidos de baterías, bajos, guitarras y por supuesto
sintetizadores.
El concepto ROMpler puede parecer un contrasentido, pues carece
de las capacidades más básicas de un sampler, como
es tomar muestras. Pero ofrecen una variedad y riqueza difícilmente
inigualables por la librerías al uso. Es la especialización
extrema de la herramienta. Varias empresas dirigen sus esfuerzos
a realizar librerías de sonido con una excelente calidad,
para posteriormente integrarlas en un software que además
de servir de reproductor nos permitirá aplicar técnicas
de síntesis clásicas en su manipulación...
la comunión casi perfecta entre el sintetizador y el sampler,
entre la paleta de pintor y la cámara de fotos...
Como herramienta creativa el sampler siempre ha tenido un potencial
enorme. Desde los usos más ortodoxos y evidentes en la música
electrónica popular de los 80 hasta las vanguardias creativas
de nuestros días. Pasando por estilos y corrientes nacidos
alrededor del concepto de bucle o loop, tan propio del sampler.
La manipulación sonora de muestras y por extensión
del audio almacenado sigue su evolución. Todas las grandes
firmas de software musical han ofrecido sus visiones y versiones
del sampler en software: Steinberg - HALion, Logic - EXS-24, MOTU
- MachFive, Native Instruments - Kontakt...
Ante el riesgo de reinventar la rueda, recomiendo el ejercicio
de volver la vista y el oído sobre los dinosaurios que han
sido los samplers, escuchar sus filtros con detenimiento, dejarse
empapar por la magia del muestreo... y comparar los resultados con
los medios actuales... alguno se llevará una sorpresa.
El tiempo también nos ha enseñado una valiosa lección:
todo lo que valió, valdrá. Si le hubieran dicho al
doctor Robert Moog (1934-2005) que los primeros ejemplares de Minimoog
que él mismo construyó artesanalmente iban a alcanzar
en el mercado de segunda mano precios más propios de obras
de arte, habría soltado una sonora carcajada.
Enlaces de interés:
www.motu.com
www.native-instruments.com
www.steinberg.net/
www.apple.com/logicpro
www.propellerheads.se/
www.yellowtools.us
www.soundsonline.com
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