Entre lo real y lo fantástico. La fotografía y la música para cinta y la revolución digital    

Los medios tecnológicos utilizados para representar a la realidad han evolucionado rápidamente en este siglo, y en los ultimos años éstos se han visto dramáticamente afectados por el desarrollo de las computadoras. La representación digital hace ahora posible el viaje binario de imagenes y sonidos inalterados a lo largo de todo el planeta, y permite una manipulación maleable de estos mensajes.

¿Cuál podría ser el interés de alterar una fotografía, un video o un documento sonoro de un evento acaecido?. En el pasado se alteraron imágenes fotográficas o se alteró la edición de una cinta sonora para hacer decir a alguien lo que nunca dijo, como un intento por cambiar el sentido de la realidad debido a razones aveces de caracter político. Sin embargo, han existido otras intenciones al manipular una imagen o un sonido real. Los artistas se han valido de la fotografía como un medio para jugar con la noción de lo real y de lo irreal. El collage fotográfico fue la primera técnica que permitió la superposición de distintas realidades y la posibilidad de crear escenas surrealistas. Del mismo modo, con la superpoisición de distintos sonidos se pudieron crear espacios sonoros casi imposibles como sería tener a miles de especies animales en una arca que boga en un diluvio. Actualmente, con la computadora es posible alterar una imágen fotográfica (como incluir nuevos elementos) sin que nos demos cuenta, y de este modo, podemos facilmente engañar al que la mira. La división entre lo real y lo irreal desaparece, y se abre un nuevo campo de metáforas que va a enriquecer el discurso poético del artista, pero que por otro lado hace que caigamos peligrosamente en un idealismo platónico en el que ya no sabemos si lo que estamos viviendo es la realidad o un sueño.

La afectación de la realidad a través de su representación no es nueva, ésta comienza desde el instante en el que se crean herramientas como la cámara fotográfica y la grabadora de cintas, ya que ambas son lectores que funcionan como especies de lupas con las que vemos y oimos tan solo una fracción de un campo de realidad mucho mayor. El individuo portador de estos instrumentos que pretende registrar objetivamente un momento de la vida cotideana se convierte desde el primer instante en un mentiroso, pues su manera de enfocar el cuadro o de dirigir el micrófono se convierten en una elección subjetiva y aveces muy alejada de lo que realmente sucedió. Algunos artistas se aprovecharon desde el primer instante de esta subjetividad, y crearon encuadres que abrieron espacios para dobles interpretaciones. La fotografía del pimiento morrón de Edward Weston por ejemplo, es el caso de una verdura que es fotografiada de tal manera que al verla pensamos primero en un torso humano, y al final nos percatamos de que tan solo se trata de un pimiento. De la misma manera, si grabamos el sonido de una mosca volando y luego lo amplificamos, tendríamos la impresión de estar en presencia de un insecto volador gigante. Las pequeñas variantes del registro de la realidad ocacionadas por estos aparatos producen desde el primer instante un espacio nuevo en el que podemos inventar seres e historias extrañas.

Con la fotografía digital se incrementa la posibilidad de crear nuevas realidades visuales, y en el campo sonoro la posibilidad de crear composiciones construidas con sonidos tomados de la realidad da lugar a la música para cinta, con la cual los compositores inventan historias que oscilan entre la organización de los sonidos y los símbolos generados por éstos. La transformación digital de imágenes y sonidos va a crear también nuevos objetos hibridos, mezclas genéticas entre hombres y animales, entre sonidos instrumentales y sonidos de máquinas. Los objetos visuales (imagenes fotográficas) y los objetos sonoros (sonidos de la realidad grabados en una cinta) van a sufrir una alteración tanto de su constitución física (pixels y sampleos) como de su constitución simbólica. Con la escultura sonora que hice en colaboración con Gabriel Orozco (Linea de abandono), el ruido del rechinido de un automovil es transformado por la computadora y se convierte en un sonido que nos recuerda al ruido submarino del oceano. Asi mismo, en mi composición para cinta sola (ATL), el ruido de un arroyo de agua fue transformado de diversas maneras, creando nuevos sonidos con otras características y un significado distinto. A esto le llamo un desdoblamiento del objeto sonoro, en el que vamos abriendo al objeto poco a poco para descubrir ciertas cualidades escondidas. Algunos pintores como Pablo Picasso crearon desdoblamientos en retratos cubistas, haciendo ver las distintas partes de una cabeza humana en tan solo dos dimensiones. Pero ahora, con la tecnología digital es posible hacer manipulaciones similares a partir de imágenes fotográficas. La diferencia es que la fotografía y los sonidos de la realidad crean representaciones de la realidad verosímiles, a diferencia de la pintura o la literatura en donde sabemos que la representación de la realidad es ficticia. Entonces, con la fotografía y la música por computadora nos es posible crear espejismos, usar el engaño, crear realidades inverosimiles. Esto abre un campo de expresión ilimitado que hace que la fantasía humana y la realidad se confundan, y esto está muy bien cuando sabemos que estamos en presencia de una obra artística, pero si los medios de comuniación comenzaran a utilizar los nuevos medios digitales para engañar con otros fines, acaso acabaríamos como locos incapaces de distinguir la realidad de lo inventado?.

Publicado en "Sale la Foto". Año 1 Número 6. México DF. Periódico Reforma, 1996