Editor: Eduardo Reck Miranda
Asociación de Cultura Contemporània L'Angelot, Barcelona
ISBN 84-922265-5-2
170 páginas
Música y nuevas tecnologías reúne once ensayos
que proporcionan, por un lado, reflexiones sobre la música y su
relación con la ciencia y la tecnología en este siglo que esta terminando,
y por otro lado, cuestiones sobre sus tendencias para el siglo que
está por venir.
El libro empieza con el ensayo
"De Luigi Russolo al músico simbiótico", de Philippe
Blanchard. Este autor rememora la importancia del trabajo
pionero del compositor italiano Luigi Russolo para el lenguaje de
música del siglo XX. Inspirado en el trabajo de Russolo, Blanchard
nos revela el perfil de un nuevo tipo de músico, que está emergiendo
con lo avances de los modernos medios de comunicación global a las
puertas del siglo XXI: el músico simbiótico. El autor se basa en
el libro El hombre simbiótico de Joël Rosnay, que propone que el
ser humano del futuro no será ni una criatura biónica, ni un robot,
ni un superhombre, sino un ser simbiótico. En resumen, Rosnay sugiere
que las próximas etapas de nuestra evolución tinden a la generación
de un macro-organismo gigante, formado por los seres humanos y máquinas,
conectados una vasta red global de telecomunicación. En este contexto,
Blanchard prevé que el músico simbiótico trabajará en cooperación
con otros músicas y máquinas distribuidos por todo el mundo. Para
poner una ejemplo de su tesis, Blanchard presenta uno de sus proyectos
más recientes, en el más de 100 músicos de 25 países diferentes
han compuesto una obra colectiva en Internet.
En el segundo ensayo,
"Retorno a la música concreta", Carlos
Palombini hace una reflexión profunda sobre Pierre Schaeffer
y su obra. Schaeffer fue uno de los pioneros de la música electroacústica
en Francia. A finales de la década de los cuarenta, desarrolló los
fundamentos teóricos y prácticos de la música electroacústica, proponiendo
un modo diferente de componer y de escuchar música, es decir, componer
música con sonidos grabados (por ejemplo, a través de la técnica
del collage en estudio de sonidos pre-grabados) y escuchar en conciertos
la grabación del resultado final de estos collages (obviamente,
sin intérpretes en el escenario, sino con altavoces y equipos de
audio). De esta manera, aparece un nuevo tipo de música para una
nueva forma de escucha, que es una consecuencia del advenimiento
de la radio y de los sistemas de hi-fi domésticos.
Eduardo
Polonio ofrece un interesante análisis crítico sobre el lugar
que ocupa la música electróacustica cincuenta años después de su
aparición. En "Música + Electroacústica:
bodas de oro finiseculares", Polonio cuestiona la función
y el futuro de este arte, del cual él mismo es uno de los representantes
más activos en España.
"El
futuro de la música del futuro", de Emanuel
Dimas de Melo Pimenta, es un ensayo de carácter histórico
y social. La propia forma de su texto un zigzag de ideas y
datos, cuya lectura nos revela una formidable cadena de conceptos
interrelacionados- ilustra la influencia de los sistemas de hiper-comunicación
en el pensamiento musical contemporáneo, y prepara el camino para
los próximos ensayos de esta antología.
Mikhail
Malt, por su parte, propone una reflexión sobre la influencia
del ordenador en la praxis de la composición. En "Reflexiones
sobre el acto de la composición", Malt presenta el ordenador
no como un instrumento musical o una máquina para la composición
automática, sino como una herramienta para establecer las conexiones
entre los conceptos composicionales abstractos y sus realizaciones
concretas, es decir, una herramienta que no ayuda a "escribir
en el papel" nuestra ideas musicales.
Peter
Nelson investiga en su ensayo la relación entre el instrumento
y el lenguaje musical. La flexibilidad del ordenador para sintetizar
una infinidad de sonidos ofrece sin duda un potencial increíble
para la construcción de nuevos instrumentos musicales. No obstante,
los músicos aún carecen de la tecnología para ellos. Uno de los
mayores problemas, para el cual los fabricantes de ordenadores todavía
no han encontrado solución, está relacionado con la interfaz humano-máquina:
desde la invención del ordenador, la comunicación de las personas
con el aparato se lleva a cabo a través del teclado y del monitor,
y más recientemente, del ratón. En vista de ellos, los sistemas
musicales también sufren de las misma enfermedad: los instrumentos
musicales incorporados a un ordenador se tocan, con pocas excepciones,
por medio de un teclado de piano. En "El
cyborg musical", Nelson reflexiona sobre este problema
y propone algunas alternativas para solventarlo, tanto desde el
punto de vista tecnológico como desde el filosófico y musical.
El ensayo
"Sobre los límites de los gestos de los intérpretes instrumentales"
da continuidad al tema introducido por Peter Nelson. Su autor,
Axel Multer, ofrece una visión general de algunos sistemas
musicales, cuyos modos de manejos son distintos a los métodos tradicionales
de establecer la interfaz humano-máquina.
La red global de ordenadores, o Internet,
es de hecho un marco en este cambio de siglo. Fábio
Kon y Fernando Iazzeta
espanten la ideas ya expuestas por Blanchard y Pimenta, y examinan
el potencial de Internet para la música. Para facilitar la comprensión
de la dificultades que deben ser contrarrestadas a fin de que los
músicos puedan utilizar mejor esta tecnología, los autores introducen
algunos conceptos técnicos fundamentales.
"La música en Internet: ¿un sueño o una realidad (virtual)?"
expone asimismo algunos ejemplos de actividades musicales pioneras
que han empleado Internet, a partir de las cuales podemos entrever
los avances futuros.
François
Pachet recupera la cuestión de los nuevos tipos de escucha
anteriormente planteados por Palombini, y proporciona una visión
más pragmática del tema. En "Escuchar música: ¿qué es lo que
se toca?", Pachet comenta una serie de proyecto de investigación
que están siendo llevados a cabo en el Laboratorio de Ciencias de
la Computación de Sony, en Paris, con un especial énfasis en el
llamado "Escucha activa". En este proyecto investigadores
de Sony buscan nuevas formas de control musical que pueden ser ofrecidas
a los oyentes en sus equipos de audio domésticos. Po ejemplo, la
posibilidad de remezclar la música, de sustituir instrumentos o
incluso de participar como intérprete. Así, igual que la música
electroacústica puede ser considerada una consecuencia del advenimiento
de la radio y de los equipos de grabación y de reproducción de audio
en el siglo XX, tal vez el nuevo tipo de música que aparecerá a
mediados del siglo XXI sea el resultado de otras formas de control
musical que están siendo inventadas.
Los dos últimos artículos
examinan el nuevo planteamiento del estudio musicológico que se
está gestando actualmente: el planteamiento evolucionista. La idea
evolucionista está logrando gran popularidad, sobre todo entre los
músicos interesados en la composición algorítmica. En este caso,
los algoritmos que normalmente se proyectan para el modelado y para
la simulación de fenómenos biológicos son adaptados para la generación
de material musical. Se considera que es funcionamiento de estos
algoritmos para simulaciones biológicas tiene varios aspectos en
común con los procesos organizativos de la música. En "La
evolución de los organismos musicales", Bruno Degazio
propone una metodología inspirada en simulaciones de procesos genéticos
para estudiar la evolución de formas musicales y para generar composiciones.
Degazio se vale de un programa de su propia autoría para ilustrar
sus metodología.
El editor de esta antología
amplía el tema expuesto por Degazio e introduce algunos conceptos
fundamentales del planteamiento evolucionista aplicado al estudio
musicológico. En "De los orígenes
de la música a la vida artificial", el autor describe
el proyecto de investigación pionero que él está desarrollando conjuntamente
con filólogos en el Laboratorio de Ciencias de la Computación de
Sony, en París. El equipo de investigadores está interesado en desvelar
los orígenes y los procesos evolutivos del lenguaje hablado (es
decir, de los sistemas fonéticos) y de la música. Para ello, investigan
cómo la formas lingüísticas y las formas musicales prodrían originarse
y evolucionar en una especia de ecosistema artificial habitado por
comunidades virtuales de agentes (o robots) de disponen de mecanismos
vocal y auditivo, capacidades cognitiva y memoria. En este caso,
los orígenes y la evolución no son estudiados bajo una óptica puramente
biológica (o genética, como en el caso expuesto por Degazio), sino
desde un punto de vista cultural. Se supone que el desarrollo del
lenguaje humano, y consecuentemente de la música, es más un producto
de los procesos evolutivos de fundamento sociocultural, que resultado
de una mera evolución de la fisiología humana.
Esperamos que Música y nuevas
tecnologías sirva de inspiración para todos aquellos que, de una
forma y otra, contribuyen a que el mundo sea más musical. Aprovechamos
la oportunidad para agradecer a todos los autores su valiosas aportación
a esta antología, y para expresar mi gratitud a Claudia Giannetti,
por haber tenido al brillante idea de la realización de este proyecto
de publicación y por haber coordinado el proceso de edición de este
libro. Eduardo Reck Miranda.
[ << ]
|